Exclusiva para El Corredor Informativo.- Ada Raquel Mestas Moreno, vive su trayectoria profesional fotográfica con una gran pasión. Por esta razón, sus creaciones, no sólo han alcanzado el status artístico tan anhelado por todos sus colegas, sino que incluso, ha logrado también un sello propio expandido ya en numerosos ámbitos nacionales e internacionales. Un lenguaje único, que está alcanzando la resonancia que todo artista busca: Comunicar. Expresar sentimientos y conceptos estéticos mediante composiciones que incendian ideas e historias muy libres e infinitas a través de la retención de imágenes fugaces e irrepetibles.
Ada Raquel, participará junto con 12 importantes compañeros artistas de la fotografía, agrupados todos ellos en el reconocido Colectivo “Tourbante”, el próximo sábado 24 de septiembre de 2011, a partir de las 12:00 horas, en la Galería del Seminario de Cultura Mexicana, ubicado en Presidente Masaryk 526, esquinas con George Bernard Shaw, Platón y Sócrates, colonia Polanco. Los artistas junto con Ada, suman trece: Daniela Unger, Daniela Bojórquez Vértiz, Teresa Sánchez, José Antonio Salas, Fermín Guzmán, Ramón Moctezuma, Fernanda López, Fernando Rodríguez, Eduardo Martínez, Jair Cabrera, Sonia Madrigal, y Marisol Maza.
La curaduría la realizó el experto Maestro Juan José Ochoa.
Ada Raquel, nacida en México, Distrito Federal, se está transformando con mucho esfuerzo de trabajo, en una de nuestras embajadoras de buena voluntad, ante el mundo. Puesto que Ada, no sólo trabaja muy bien desde el punto de vista técnico, sino que al jugar genialmente con la estructura holística de todos y cada uno de los elementos compositivos, el resultado es siempre óptimo para la representación que como mexicana está dando ante el Exterior. No hay duda de ello. Esto es, porque Raquel, es, fundamentalmente, una investigadora del espacio escénico. De los espacios matemáticos del yo-aquí-ahora, que tanto ha preocupado a filósofos de lo existencial, como Jean Paul Sartre. Así, Ada Raquel, quien ha capturado imágenes discursivas durante más de 10 años dentro de una trayectoria formal, constituye ya toda una propuesta de asombro y consolidación.
Estimada Ada: ¿Nos podría explicar cuál es su manera de trabajar con los escenarios instantáneos? Se lo preguntamos porque estamos enterados que no sólo ha recorrido nuestro país, sino que a través de sus viajes, ha descubierto muchísimas otras maneras de absorber las lecturas de los movimientos vivientes. ¿Cómo lo logra? ¿Cómo presiente las matemáticas y las atmósferas espontáneas de los objetos?
“Mire usted. Mi cámara y yo, dicho con desenfado, somos ya en estos momentos, una especie de fusión dinámica. Cuando mi mente extrae sus antenas sensibles o canaliza sus alertas, toda yo me encuentro en una sincronía de reto total. Es decir, que mi ebullición interna ha entrado ya en su dimensión más conveniente para mi trabajo de búsqueda escénica. Un ejemplo muy específico, fue mi viaje por La Haya, Holanda. Ahí, me tropecé simplemente, con un manequí sensacional. Divino. Se trataba, de una silueta femenina realizada en materiales plásticos, que un artista colocó en una desgastada banca de madera. Ella, la bellísima manequi, engañaba totalmente la pupila al primer golpe de vista. Es decir, si uno se encontraba en la acera de enfrente, la chica de plástico, ataviada con unos alegres pantalones estampados, un blusón de seda oscura, una pañoleta rosa, unas precoces botas y algunos otros detalles; jugaba terriblemente con la imaginación de los transeúntes. Uh, lá-lá, ella, la manequí, resultaba a cierta distancia, muy atractiva, muy provocativa, con su fina y esbelta silueta, sus piernas cruzadas, su desparpajo para sentarse –ocultando sus brazos atrás del respaldo—su oscura cabellera corta, su tez blanca, su indiferente mirada, sus largas pestañas, su perfecta nariz, sus carnosos labios sonrosados. En fin. Uh, la-lá. ¡Cuanta invitación¡. En fin. La manequí era tan perfecta, que había quien posaba junto a ella, para presumir que había ligado a una sofisticada holandesa, o algo parecido. Y bueno; ¿porqué no capturarla con la cámara?, me dije. Y qué acierto, porque esa alegre captura, ha logrado ya su interacción con el público. Otras veces, tomo algo, que la gente ni siquiera se entera, como una florecita que va a ser pisoteada por las ancas de un caballo, o quizá los ojos de avidez de un anciano, antes de saborear una sabrosa miga de pan ante una gran taza de chocolate caliente. Y bueno, así es mi vida. Una alerta constante. Una profunda y amorosa alerta, saturada de amor. De trabajo, de enamoramiento intenso ante un lenguaje que no sólo debe ser histórico, filosófico y pictórico, sino también muy sencillo y humano. Ya que nada de lo humano tiene porqué ser ajeno a nosotros.
¿Cómo ha vivido su trabajo fotográfico desde el punto de vista técnico?
¡Con aprendizaje. Con mucho aprendizaje! Mi cámara y yo, vivimos jugando, sonriendo, amando, asombrándonos, pero fundamentalmente, aprendiendo muchísimo a cada instante. Ante esos pequeños botones que muchas veces deben de adelantarse al futuro inmediato, o ante ese gran asombro que constituye la experiencia humana!.
No obstante, mi método de trabajo, es incluso tradicional. Yo, por ejemplo, al manipular la cámara, simplemente utilizo los elementos normales de luz, distancia y composición. Y mi equipo, que no es nada sofisticado, me ha permitido, dilucidar ambientes que se sostienen de manera lírica a sí mismos y que lo único que yo he tenido que hacer es conceptuarlos con rapidez y oportunidad. Quizá, en ello estriba la fuerza de mi trabajo, el aprovechar hasta el máximo, el conjunto de un paisaje muy espontáneo, específico, claro y porqué no, también muy bello. Es decir, con una belleza, que yo me he atrevido a sentirla con precisión momentánea”.
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