miércoles, 18 de octubre de 2023

AMLO comunista, sociópata cretino contra la SCJN

 

AMLO Comunista, Sociópata Cretino Contra la SCJN
 
*** El fratricida tabasqueño cobra venganza por la desobediencia de los ministros que integran el Consejo la Judicatura Federal para cumplir los caprichos de un Ejecutivo antagónico
*** Los crímenes y tropelías del presidente, las atrocidades y su represión de Estado contra todo aquel que se atreva a enfrentarlo, es una historia comparativa a la época del Chacal Victoriano Huerta
 
BLAS A. BUENDÍA *
 
En la línea final de su sexenio, Andrés Manuel López Obrador no deja de transformarse en el mandamás del sectarismo más rancio y manoseado con tendencias comunistas anárquicas; un sociópata cretino que todo México lo odia porque en lugar de ser el timón del desarrollo nacional, sigue destruyendo las instituciones republicanas, vaciando las arcas de la Nación.
La crisis que entabló en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, históricamente no tiene parangón, porque el fratricida tabasqueño cobra venganza por la desobediencia de sus ministros que integran el Consejo la Judicatura Federal por negarse a cumplir los caprichos de un Ejecutivo antagónicamente enfermizo, es decir, despojarlos de los fideicomisos de forma ilegal.
El Gobierno federal —emanado de la kakistocracia con ramificaciones con fenómenos como la oclocracia, la anocracia y la anaciclosis—, sigue sin respetar la División de Poderes porque pretende ahorcar al Poder Judicial y disponer de 15 mil millones de pesos que corresponden a 13 fideicomisos. En 2019, utilizó más de 125 mil millones de pesos del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios y después desaparecieron 109 fideicomisos públicos obteniendo 68 mil millones.
Este gobierno de la supuesta Cuarta Transformación se quedó sin ahorros para programas emergentes, desaparecieron como por arte de magia, el FONDEN, que daba recursos a las zonas de desastres.
Recién que México registró un fuerte sismo en el sur de la república, precisamente en las zonas de Oaxaca y Chiapas, y el azote implacable de huracanes dejando grandes pérdidas, la sociedad afectada extrañó el FONDEN, pero mucho más quienes resultaron damnificados que fueron miles, sino es que hasta millones de personas ente las que destacan mujeres, niños, jóvenes y personas de la tercera edad, quedaron encuerados porque el gobierno del Peje Lagarto así castiga a la pobreza con auténtico chacal.
El nombre del famoso AMLO, una vez que deje la Presidencia de la República, inmediatamente será consignado para, con acento de justicia, sus antagonistas le “jalen la cadena para ubicarlo en el excusado de la historia”, castigándolo con el látigo del desprecio por su tenacidad de configurarse como otro de tantos traidores a la Patria que ha poseído México, con su pasado sangriento. No le importó ver morir a miles de mexicanos por la pandemia del Covid-19,  por ejemplo.
Aún se recuerda el valiente e histórico discurso político-legislativo del miércoles 19 de octubre (2022), que pronunciara en el Coloso de Reforma e Insurgentes, el senador Germán Martínez Cázares, del Grupo Plural, al fundamentar: “El Ejército es constitucionalista, no presidencialista, no tiene dueño, nació contra el Vende-Patria Santa Anna, el emperador Maximiliano, el dictador Díaz o el chacal Victoriano Huerta”.
Antonio López de Santana, que luego de firmar el Tratado de la Mesilla, vendió a Estados Unidos más de cien mil kilómetros cuadrados de territorio mexicano en Texas, fue tachado como otro de los activistas traidores a la Patria.
O bien, un traidor más, se radica en el odiado José Victoriano Huerta Márquez, “El Chacal”, quien tras secuestrar el poder en el marco de la Decena Trágica, ordenó a su tropa asesinar al presidente electo Francisco I. Madero y a José María Pino Suárez.
A empellones, estos próceres fueron conducidos detrás de los patios de la tenebrosa Penitenciaría de Lecumberri —el Palacio Negro, hoy sede del Archivo General de la Nación—; fue escenario para consumar el magnicidio con su fusilamiento.
Belisario Domínguez Palencia fue un senador chiapaneco y opositor político del usurpador Victoriano Huerta. Fue asesinado por instrucciones de Huerta después de publicar un discurso de oposición a la presidencia de Huerta.
El 7 de octubre de 1913, el inspector de policía Francisco Chávez, auxiliado por Gilberto Márquez y José Hernández Ramírez “el Matarratas”, aprehendió a Domínguez en el cuarto 16 del Hotel Jardín en el que se hospedaba, y lo trasladó al panteón de Xoco, en Coyoacán, donde lo asesinó de tres balazos en la cabeza, cortándole la lengua al ilustre chiapaneco.
Es importante destacar que Belisario Domínguez fue un defensor de la libertad y la democracia mexicana. En 1913, levantó su voz enérgicamente ante el cuartelazo que usurpó el poder del gobierno de Francisco I. Madero emanado de la revolución de 1910. Su trágico asesinato, junto al de José María Pino Suárez, fue perpetrado por órdenes del mismísimo “Chacal”.
Los crímenes y tropelías del usurpador, las atrocidades de Huerta, su represión de Estado contra todo aquel que se atreviera a enfrentarlo, por amordazar a la prensa por sembrar la paz a un costo de muerte, por su ilegalidad e ilegitimidad, por su ineptitud y su maldad, está por detonar en las manos de Andrés Manuel López Obrador. Tiempos diferentes, pero acciones casi similares.
Andrés Manuel López Obrador, a quien también la historia comenzó ya a ubicarlo como otro Traidor a la Patria, sus acciones kakistocráticas de encabezar un mal gobierno, no quedarán exentas al pretender transmutar el estatus jurídico mexicano por un proyecto de socialización enfocado hacia un comunismo rapaz y sanguinario.
“Esta Patria no es de un solo hombre, su tarea en seguridad pública debe ser de carácter civil, no sólo de mando militar”, afirmaría Germán Martínez Cázares, quien reiteró su llamado para que “los tiempos del pensamiento único y la confusión nación-gobierno-partido-ejército, no deben volver. El Ejército es pueblo uniformado, sí, pero portar armas no los eleva por encima del pueblo, los compromete con el pueblo”.
Pareciera que el nuevo narco jefe de la mafia del poder, la cabeza visible de la banda presidencial de Palacio Nacional, ha asumido una actitud tan cínica que le ha permitido cometer toda clase de prevaricaciones en contra el espíritu patriótico de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Frente a esta apología, entre el pueblo ya no existen voces secretas, sino un ánimo hasta acabar con la existencia del presidencialismo actual, solo que —parafraseando la popular frase “el peje no está solo” porque, cuán cobarde, está custodiado por cientos de guarros—, ese ficticio magnicida tendrá que aguardar para hacerle justicia al pueblo mexicano que se ha visto agraviado por un oclócrata bravucón que carece de todo respeto, más bien, se centra en una fábula de terror generado por un populismo autoritario.
López Obrador es un enano al lado de Frankenstein —personaje ficticio de Hollywood—; aparece como un hombre normal, apuesto, pero de inteligencia limitada, que progresivamente se va transformando en un monstruo grotesco debido a un fallo en su proceso de creación hasta su irremediable vida senil, septuagenaria.
En el caso particular del fenómeno de odio en contra de López Obrador, las raíces más claras se ubican en la intolerancia y en el miedo hacia lo que él simboliza; es decir, la posibilidad de un cambio social. Este tipo de sectarismo político puede deberse a prejuicios enraizados en lo más profundo de nuestra historia y en nuestra incipiente cultura democrática.
Diversos sectores de la sociedad mexicana siguen rechazando, descalificando e insultando furiosamente a Andrés Manuel López Obrador; estos grupos radicales –integrados en la clase media y alta–, sienten tanto odio y animadversión hacia el también calificado fratricida de Macuspana, toda vez que solo por escuchar su nombre, despierta tanta náusea y tanto encono, que se desdobla con un resentimiento y hasta desprecio en la vida colectiva de México, porque su misteriosa y malévola Cuarta Transformación, ha llevado a la intriga separatista a toda la Nación.
Pero la política mexicana sigue siendo un extraordinario coliseo, y quien tiene la culpa de ello es el propio mexicano porque su condición de cobardía y agachón, enriquece a favor del bufón de Palacio Nacional, debido a la falta de una cultura cívica, políticamente activamente.
Se ha creado un estatus sociológico de importamadrismo, al grado que, gracias a la existencia de las benditas redes sociales, automáticamente una mayoría de connacionales, están de acuerdo en que la prensa tradicionalista corrupta y entreguista, ha quedado rebasada; aquéllos están al servicio presidencialista del momento.
Irremediablemente, en las redes sociales se presenta una guerra mediática sin paralelo. La libertad de expresión es abrumadora, un pivote para decir lo que otros callan que, para Obrador, es la sublevación que emana de un pueblo al que ha venido traicionando sistémicamente.
“Instituto para quitarle al pueblo lo tarado”, es la frase que deforma a la 4T, en lo que se llama La Cartilla Verde que es objeto de ataques a través de memes, en cuya caricaturesca imagen, aparecen los generales y amos del militarismo mexicano minoritario, acompañados por un presidente que con su rigidez, propaga obediencia hacia los hombres poderosos vestidos de olivo, con sus vistosa pistolas al cincho.
Tres contundentes y jocosos diálogos encierran la historieta. El general Sandoval dice: “Jajaja. Se la metimos doblada al KK’s”; el general Cienfuegos, secunda: “Ya sabes Obrador: dobladito te ves más bonito”; en tanto que con un gesto adusto —que hace recordar al desaparecido sempiterno líder cetemista, Fidel Velázquez Sánchez—, López Obrador, acierta: “Si, si mi general, a sus órdenes”.
La completa degradación para el tristemente célebre líder de la 4T —sentencian Juristas—, “no existe ni la Constitución, ni la Justicia, ni la Dignidad, ni la congruencia, ni la decencia, ni la Diplomacia, ni el Amor por México”.
Sus desplantes cuatreros ha despertado la crítica constructiva, pero ciertamente, calificado como un “patán”, tanto a nivel nacional como internacional; “es el Joker a vencer por millones de mexicanos, dispuestos a ofrendar sus vidas para bajarlo del pedestal donde lo encumbraron”, acusan. Desgraciadamente existe un ejército de chairos, que según la etimología, es un uso peyorativo derivado del núcleo populachero.
Según investigaciones del Colegio de México, en su forma despectiva, chairo o chaira sería un uso metafórico de la masturbación para hablar de ideas. El arrebato y el denuedo, son la muestra que, como gobernanza de su amo que despacha en Palacio Nacional, el comportamiento del tabasqueño es imitado por sus fanáticos, con el afán de sobresalir a través de la prepotencia y por sentirse “dueños de la verdad”.
En México todo puede suceder. Lo peor que podría sufrir es que el electorado fijara su ceguera para volver a votar por un movimiento que ni si quiera tiene las condiciones y principios de un partido político de envergadura.
MORENA no garantiza absolutamente nada, es la antesala de la muerte, es la entelequia, un ente que desde sus inicios, siempre ha sido gobernado por la tiranía de un dictador llamado Andrés, donde la arbitrariedad no respeta sus estatutos internos, su despotismo y nepotismo en tareas gubernamentales, lo han transmutado en una ínsula donde “hasta el más chimuelo mastica tuercas”.
 
Reportero Free Lance *
Premio México de Periodismo Ricardo Flores Magón-2021
filtrodedatospoliticos@gmail.com

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