“VIVENCIAS CULTURALES EN TORNO A
MÉXICO O IBEROAMÉRICA, II”, CONFERENCIA DEL FILÓSOFO ALBERTO
SALADINO GARCIA, PRESIDENTE DE LA CORRESPONSALÍA DE TOLUCA,
PRONUNCIADA CON MOTIVO DEL XII COLOQUIO NACIONAL “70 AÑOS DE
CULTURA MEXICANA, 1942-2012”, EN AGUASCALIENTES, AGS. Y LAGOS DE
MORENO, JAL.
Por Aniret Marí
Reportera de Guardia
del Corredor Informativo
El filósofo mexicano Alberto Saladino
García, aseveró –mediante su conferencia Vivencias Culturales en
Torno a México o Iberoamérica, II”-- , dentro del Coloquio
Nacional “70 Años de Cultura Mexicana, 1942-2012”, celebrado por
el Seminario de Cultura Mexicana en Aguascalientes y en Lagos de
Moreno, Jalisco, del 28 de Febrero al 3 de marzo de 2012; que la
historia cultural de México se puede enriquecer y comprender con una
mejor perspectiva, si se incorpora a ésta, la filosofía mexicana. Y
esto es, puntualizó el Doctor Saladino, porque la actividad
intelectual no sólo le da sentido a las acciones humanas, sino por
ende, a la historia nacional misma.
De esta manera el catedrático
concretó, que la historia de la cultura mexicana en sus más
diversas manifestaciones, tiene en la filosofía, su más importante
fundamento, pues ésta se encuentra enraizada en nuestra sociedad
como parte de su larga tradición y de sus antecedentes provenientes
de los pueblos mesoamericanos. Expresión que se institucionalizó
como actividad académica a partir del primer curso impartido por
Fray Alonso de la Veracruz en Tiripetío en 1540, y continuada en el
siglo de la Conquista con la fundación de la Real Universidad de
México (1553), más tarde también pontificia,
El Maestro Saladino, mencionó que sus
cultivadores dejaron testimonios de su producción en el siglo XVII,
como el libro de Antonio Rubio, Comentarios a toda la lógica de
Aristóteles (lógica mexicana 1603) y de Juana Inés de Asbaje y
Ramírez de Santillana, Primero sueño (circa 1691). En la centuria
siguiente aparecieron Elementos de Filosofía moderna, 1774, de Juan
Benito Díaz de Gamara, continuando en el amanecer de nuestra
República con la obra de Manuel María Gorriño y Arduengo Del
hombre, 1791, y El hombre tranquilo o reflexiones para conservar la
paz del espíritu (manuscrito de 1800), sumándose la labor de José
María Luis Mora y la aparición del positivismo a través de Gabino
Barreda cuyo impacto sociopolítico y cultural partió de su Oración
cívica (1867).
Observó el historiador, que en el
inicio del siglo XX se visualizó la función de la crítica
filosófica al someter a cuentas al positivismo y generar las
condiciones de una nueva práctica de esta disciplina intelectual
codificada en la obra de los miembros del Ateneo de la Juventud de
donde emergieron las mentalidades filosóficas más lúcidas como
Antonio Caso, José Vasconcelos y Alfonso Reyes, que acompañados de
la labor de Ezequiel A. Chávez y sus discípulos como Vicente
Lombardo Toledano y Samuel Ramos, en la primera mitad de la centuria
pasada; aconteció la llegada de los exiliados españoles que
vinieron no sólo a enriquecer la vida cultural del país, sino en
consecuencia, la artística, científica, filosófica y tecnológica
del mismo.
MEXICO Y SUS FUNDACIONES CULTURALES
El Doctor Saladino, observó que dentro
de dicha tradición filosófica, vinculada siempre a cuestiones
culturales y sociopolíticas, es, que aconteció la fundación de
muchas instituciones culturales que la han promovido; como por
ejemplos: El Colegio de México (1940), Centro de Estudios
Filosóficos (1940), la creación de las revistas Cuadernos
Americanos (1941) y la revista Filosofía y Letras (1941), sumándose,
de manera distinguida, el Seminario de Cultura Mexicana en 1942,
contextualizándose éste con otras muchas instituciones como El
Instituto Nacional de Antropología e Historia (1939), El Colegio
Nacional (1943), la editorial Fondo de Cultura Económica (1941),
establecimiento de la Facultad de Filosofía en el Centro Cultural
Universitario (1945), y que más tarde se transformaría en
Universidad Iberoamericana, Instituto Nacional de Bellas Artes
(1946), fundación del Grupo Hiperión (1948-1952).
Y es así –señaló el Doctor
Saladino--, que el conocimiento de la historia de la filosofía
mexicana, prueba su incidencia en la sociedad, cuyo impacto abarca
los distintos ámbitos sociales, entre ellos el político
testimoniado por Bartolomé de Las Casas quien se pronunció contra
la esclavitud de los amerindios; la justificación de las luchas
independentistas; las propuestas de modernización propaladas por el
positivismo: “Filosofía que incluso se hizo ideología del regimen
oligárquico porfirista; la crítica antipositivista que precedió la
Revolución Mexicana o el nacionalismo revolucionario mexicano y
posrevolucionario a través de la educación. Asimismo fue fuente
teórica del movimiento estudiantil de 1968 por su inspiración
libertaria y marxista; e incluso como codificadora de expectativas de
los recientes movimientos sociales como la lucha neozapatista de los
pueblos originarios del sureste mexicano, conceptuó el ponente.
LA TRAYECTORIA DE LA FILOSOFÍA
Indicó el Maestro Saladino, que la
Filosofía, sustenta una tradición que la ha convertido en un
quehacer académico profesional forjado en la crítica, el debate, la
discusión y la polémica permanente. “Así, a lo largo del siglo
pasado, a partir de la década de los cuarenta, inició la
impartición de cursos de licenciatura, luego vendría el
establecimiento de programas de posgrado, de maestría y de doctorado
que hizo posible la emergencia de profesionales y desarrollo de
vocaciones filosóficas. En ese proceso de institucionalización del
quehacer académico de la filosofía, participaron miembros del
Seminario de Cultura Mexicana como Antonio Gómez Robledo
(1904-l994), Rafael Moreno Montes de Oca (1922-1998) y Mauricio
Beuchot Puente (n. 1950). El saldo de de esa institucionalidad, dio
paso a generar dos corrientes filosóficas indiscutiblemente
relevantes: La Mexicana y la Latinoamericana”, asentó el
especialista.
Al citar los temas de filosofía
mexicana, el filósofo e historiador, señaló que los temas de
filosofía mexicana ciertamente fueron explayados con anterioridad
por Ezequiel A. Chávez, a principios del siglo XX, pero su
reverdecimiento aconteció con la obra de Samuel Ramos y su clímax,
a mediados de siglo con la labor del grupo Hiperión conformado por
alumnos y jóvenes profesores de la UNAM de México, integrado por
Emilio Uranga (1921-1998), Jorge Portillas (1918-1963), Luis Villoro
(n. 1922), Ricardo Guerra (1927- 2007), Joaquín Sánchez McGregor
(1925-2008), Salvador Reyes Nevares (1922-1993), Fausto Vega
(n.1922), Leopoldo Zea (1912-2004). Es decir, que Leopoldo Zea,
participó cuando el grupo eligió como su tema de estudio a lo
mexicano y, a partir de entonces, él se convierte en su principal
organizador y promotor. La actividad del cuatrienio en que existió
este grupo inició con temas sobre el existencialismo francés y la
filosofía contemporánea en 1948, organizando igualmente eventos,
continuados por una amplia labor editorial, Guillermo Hurtado lo
sintetiza así:
…organizan los siguientes
encuentros: “¿Qué es el mexicano?” en 1949, “El mexicano y su
cultura” en 1951,y “El mexicano y sus posibilidades” en 1952.
El Hiperión publicó la mayoría de sus trabajos en la revista
Filosofía y Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM
y en la colección de libros México y lo mexicano, que se publicó
entre 1952 y 1955 con el sello de Porrúa y Obregón. También
aparecieron trabajo de los hipariones en otras revistas académicas
como Cuadernos Americanos y en los suplementos culturales más
importantes de la época, como La Revista Mexicana de Cultura de El
Nacional”.
“La semilla que este grupo sembró ha
florecido como filosofía mexicana, indicó el ponente y agregó que
incluso uno de los miembros titulares del Seminario de Cultura
Mexicana, Rafael Moreno Montes de Oca la cultivó con esmero, pues
confesó: “Su mayor anhelo como filósofo fue siempre hacer una
filosofía mexicana, partiendo de las raíces para tener una
identidad propia”.
Indicó el filósofo, que en esos años
aparecieron los textos pioneros de la llamada filosofía
latinoamericana en la que descolló la obra de Leopoldo Zea Aguilar
(1912-2004) al generar una nueva corriente cuyo saldo consistió en
naturalizar la filosofía como actividad intelectual inherente a
cualquier ser humano y expresión de toda sociedad. Su proeza de
implantar la filosofía latinoamericana como filosofía sin más, la
sustentó en la construcción de su estatuto epistemológico. Para
evitarle cuestionamientos sobre la imposibilidad de su universalismo
advirtió: …No hay que considerar lo americano como un fin en sí
mismo, sino como límite de un fin más amplio… todo intento de
hacer filosofía americana con la pretensión de que sea americana
tendrá que fracasar. Hay que intentar hacer pura y simplemente
filosofen para que la filosofía sea americana a pesar del intento de
despersonalización de los mismos… Lo importante es filosofar, pura
y simplemente filosofar. Esto es, enfrentarse racionalmente a los
problemas que nos plantea la realidad, buscando a tales problemas la
solución más amplia y adecuada…
Ese dique con el cual evitó reducir la
universalidad de la filosofía a reflexiones interesadas en
regionalismos, le permitió mostrar que los tópicos de la filosofía
latinoamericana no son el fin último de su quehacer. La
justificación de la proyección universal del quehacer filosófico
que se realiza desde la circunstancia latinoamericana la fundamentó
en la misma lógica de la filosofía al exigir: Si queremos hacer
filosofía, lo primero que tenemos que hacer es filosofar. Filosofar
sin más, sin preocuparnos porque esta actividad nuestra sea o no
reconocida como filosofía… No debemos, por esto, preocuparnos
mucho por la universalidad o limitación de nuestras soluciones, como
tampoco por su eternidad o temporalidad. Simplemente debemos
preocuparnos porque nuestras soluciones sean auténticas soluciones.
Soluciones para el hombre de carne y hueso que las solicita
desesperadamente”.
Dijo finalmente el ponente que la
universalidad de la filosofía estriba simplemente en filosofar
atendiendo a las circunstancias que la hacen posible.
“Consecuentemente, el Seminario de Cultura Mexicana ha jugado un
papel relevante en la promoción de la teoría y praxis de la
filosofía, ya que varios de sus miembros la han atendido con total
profesionalismo, desde una posición situada, la de México para el
enriquecimiento y mejor comprensión de la cultura nacional. Y así
hemos promovido con el apoyo de Arturo Azuela Arriaga, al preciarnos
de ser pioneros, desde la institución a la que pertenecemos, de
sacar la filosofía de la academia al llevarla, con nuestros
diplomados, a la sociedad.