viernes, 16 de marzo de 2012

Arte

BEATRIZ SERVÍN, ESPECIALISTA EN HISTORIA DEL ARTE Y ESTUDIOS MESOAMERICANOS, ANALIZÓ --- EN EL XII COLOQUIO EN AGUASCALIENTES: “70 AÑOS DE CULTURA MEXICANA”, ORGANIZADO LOGÍSTICAMENTE POR EL SEMINARIO DE CULTURA MEXICANA Y EL GOBIERNO DE AGUASCALIENTES---; EL ENSAYO HISTÓRICO-FILOSÓFICO DEL MAESTRO JORGE PANIAGUA HERRERA, INTITULADO: “EDUCACIÓN Y CULTURA, REALIDAD Y PROSPECTIVA DESDE CHIAPAS”


Agencia Periodística Internacional. La Maestra en Historia del Arte y Estudios Mesoamericanos, Beatriz Servín, analizó en el XII Coloquio “70 Años de Cultura Mexicana”, organizado logísticamente por el Seminario de Cultura Mexicana y el Gobierno de Aguascalientes, el ensayo histórico-filosófico y sociológico del Maestro Jorge Paniagua Herrera, intitulado: “Educación y Cultura, Realidad y Prospectiva desde Chapas”.

La conferencia de la Maestra Servín, se efectuó ante la presencia del Doctor Arturo Azuela, Presidente Nacional del Seminario de Cultura Mexicana, y del propio autor del libro presentado, el Maestro Jorge Paniagua Herrera.. El tratado, explicó la Maestra Servín, constituye una experiencia acumulada, que el Maestro Jorge Paniagua Herrera, recopiló durante más de treinta años”.

Indicó la joven especialista, que la reflexión parte desde el análisis de la experiencia docente en un país que como México las realidades educativas son diversas, cambiantes y en donde nos enfrentamos ante un nuevo reto: ¿Cómo educamos a las nuevas generaciones para tomar su lugar en las economías del siglo XXI?. ¿Qué condiciones humanas deben desarrollar quienes serán los ciudadanos de esta nueva sociedad? Y además, ¿cómo educamos a nuestros niños para mantener una identidad cultural mientras son parte del proceso de globalización? La respuesta a estas preguntas se viene dando a través de una reestructuración y un replanteamiento del sistema educativo que si bien comienza a tomar en cuenta la diversidad de nuestra población estudiantil, no logra derribar algunos vicios que se han incrustado en su estructura para así llegar a tener una visión caleidoscópica, esto es, más compleja e integral.

La pregunta surgió entre los escuchas: ¿Es posible proyectar hacia el futuro a las nuevas generaciones, haciendo lo que hacíamos en el pasado?

Beatriz Servín respondió: “Constituye un reto lograr un acercamiento significativo y llamativo ante un público joven que a todas horas está siendo incentivado gracias a la información proveniente de las múltiples líneas de comunicación y plataformas de nuestras sociedades contemporáneas: Computadoras, celulares, publicidad, canales de televisión, etcétera. Es por ello que debemos buscar nuevas soluciones para el futuro de las nuevas generaciones, ya que éstas están viviendo el periodo más estimulante en la historia del mundo respecto al intercambio constante de información a través de los diferentes sentidos”.

Agregó la analista, que el sistema actual de educación fue concebido y diseñado para los requerimientos de una época diferente. Fue concebido en la cultura intelectual de la Ilustración y en las circunstancias económicas de la Revolución Industrial. Por tanto su estructura tiene las características del conocimiento enciclopédico: estandarizado, jerarquizado, con una clara curiosidad científica pero sin hacer énfasis en la capacidad
crítica y creativa.


EDUCACIÓN CON CAMPANAS

Indicó Servín que en palabras de Sir Ken Robinson, “Nuestro modelo educativo fue concebido dentro de los intereses de la industrialización. Algunos ejemplos. Las escuelas están organizadas a manera de líneas industriales: campanas que marcan los tiempos, facilidades separadas, especializadas en temas separados, aún educamos a los niños por lotes (los ponemos en el sistema por grupos de edad). ¿Por qué asumimos que lo más importante que tienen en común es la edad? “Es como si asumiéramos que tienen una fecha de manufactura”.

Enfatizó la ponente, que hay niños que tienen mayor facilidad para algunos campos que otros, o que tienen diferentes tiempos para explotar al máximo su capacidad. “Si estamos interesados en el modelo educativo no podemos comenzar desde una mentalidad de línea de producción en donde hemos de estandarizar las mentes. Necesitamos ir en la dirección totalmente opuesta, esto es, cambiar el paradigma, estimular un tipo de pensamiento divergente”.

PENSAMIENTO DIVERGENTE

El pensamiento divergente no es lo mismo que el proceso creativo de tener ideas originales que tienen valor. No es un sinónimo pero sí es una capacidad esencial para la creatividad. Es la habilidad de ver una amplia gama de respuestas laterales y no meramente lineales o convergentes. “Los niños tienen la habilidad innata del pensamiento divergente, sin embargo es nuestro mismo sistema el que los predetermina a un solo tipo de pensamiento. Esto es, deteriora nuestra capacidad de pensar el mundo a través de múltiples opciones. Asimismo, nos predetermina a un proceso creativo solitario en vez de uno colaborativo. La mayor parte del gran aprendizaje se lleva a efecto en grupos a través de la colaboración. Si atomizamos, si separamos, llevamos a cabo una disyuntiva”, aseveró.

Expuso la Maestra Servín, que en las últimas décadas de este siglo, “asistimos a una serie de procesos que pueden reconocerse como un cambio de Era. Filósofos, lingüistas, sociólogos, psicólogos, entre otros, han dejado traslucir este fenómeno en múltiples investigaciones, en donde buscan una resignificación, y de cierta manera, un desarraigo a los conceptos y estructuras tradicionales”. Indicó la Maestra Servín, que para hablar desde su campo de estudio, la historia del arte en específico, hablaría de cómo Michel Foucault contrapone a la construcción histórica tradicional su llamada “Historia discontinua”, la que se va dando, dijo, por los reajustes o rupturas epistemológicas antes mencionadas que reordenan los discursos . Rompe con el pensamiento unívoco a fafor de un pensamiento plurívoco. Sería lo que Deleuze llama el pensar-rizoma, algo que surge donde no se le espera., se diversifica, y necesita de constantes reajustes y cambios.

HISTORIA DISCONTINUA
Este tipo de historia, enfatizó, busca que el objeto de estudio siempre sea diferente, aunque se siga nombrando igual, ya que el objeto se construye en su esencia, por lo que van cambiando las condiciones de manifestación del objeto de estudio. La historia discontinua no se limita a los “grandes” acontecimientos sino que también rastrea los pequeños para explicar las causas desde el origen. Este tipo de historia además permite la diseminación del significado y nos permite indagar más allá de lo establecido, apoyándonos en otros discursos para formar sentido, como los de la historia de las mentalidades, en la cual se va depositando el imaginario psíquico, privado y social, que tiene que ver con las razones o patrones del comportamiento y de la conducta, por lo que nos ayuda a encontrar las razones de los cambios. Acentuando Beatriz, que ninguna sociedad asume fácilmente la diferencia debido a los mecanismos a priori de control. “Por lo que hay que lograr que la voz de lo diferente se escuche, pero sin censura o represión, logrando un mecanismo de sobrevivencia a los aparatos de control. Así cada cambio del habla a nivel sujeto cambiará un poco a nivel colectivo. La sociedad”.

WALSH Y WILLIAM
“Tomaré –conceptuó Beatriz--, otro ejemplo para mostrar las paradojas que contempla nuestro sistema; la impartición de las artes. Son una víctima de nuestros planteamientos educativos y de la mentalidad preponderante. La percepción del arte se vincula a la llamada experiencia estética, esto es, cuando los sentidos están operando a su nivel más alto, una excitación de estos provoca una sensación de vida. Por el contrario nuestro sistema es anestésico y restrictivo: se apagan los sentidos y perdemos la vitalidad de sentir lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Estamos educando a las nuevas generaciones a través de la anestesia cuando deberíamos estar despertándolos a lo que tienen dentro de sí mismos”, concluyó, integrando antes ejemplos en palabras de Walsh y William quienes concretaron que la cultura es vista “como una arena de lucha por el control de la producción de verdades y de la hegemonía política y cultural”, concluyendo de acuerdo al tratado del libro de Jorge Paniagua, que la interculturalidad “es un proyecto en construcción, dentro del cual encontramos discursos funcionales a la estructura social vigente, tanto a nivel nacional como comunal, pero también espacios o intersticios para prácticas alternativas”.

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