martes, 20 de marzo de 2012

BELLAS ARTES


PHILIP F. BRAGAR EXPONE IMPRESIONANTE MUESTRA PICTÓRICA, EN EL CENTRO NACIONAL DE LAS ARTES

El internacional artista Philip F. Bragar, continuará exponiendo hasta finales del próximo mes de abril, del año en curso; una importante y numerosísima selección de obras expresionistas, nada menos que en una de las grandes salas principales del Centro Nacional de las Artes, de Churubusco y Tlalpan. “Ciudad Bragar”, es el nombre de la magnífica muestra, que contó con la exploración de uno de nuestros más talentosos y experimentados especialistas de Arte, y que es el Maestro Guillermo Santamarina. De esta manera, la exposición, está logrando no sólo el éxito esperado, sino incluso una gran afluencia de visitantes diariamente.
De esta manera, al encontrarnos frente a frente con Philip F. Bragar, en el CNA, empezamos por preguntarle: Phil, ¿en qué cree y no cree un pintor tan famoso como usted, quien suma más de 50 años capturando rostros de ciudadanos alegres, sonrientes, tristes, enfermos, sanos, angustiados, festivos o introvertidos, enamorados o anhelantes, alertados o adormecidos?
Y se lo cuestionamos, porque sus cuadros no sólo es un homenaje a México sino a todos los mexicanos que usted ha encontrado en su camino. Es decir a ellos, a nuestros paisanos, los ha concebido siempre rodeados de enormes edificios, Metros, camiones, metrobuses, automóviles, semáforos, ruido, vendedores ambulantes, contaminación, anuncios luminosos, cines, tiendas, teatros ambulantes, vida, vida y más vida; o, simplemente, son conducidos por usted a un expresionismo que a sus observadores les resulta adictivo y fascinante. En fin, ¿En qué cree o no cree Philip F. Bragar?
El newyorkino más mexicano que se ha detectado en las últimas cinco o seis décadas en nuestro país; simplemente sonríe y explica con su irrenunciable acento norteamericano: “Mira Ana María, para empezar, no creo en ortodoxias religiosas, ni en izquierdas, derechas o centros capaces de definir posiciones políticas. No creo tampoco en las fórmulas mágicas de ambiciones futuristas que exponen como únicos fundamentos, el dinero, las guerras, los armamentos nucleares o las competencias tecnológicas. Tampoco creo en lo estrictamente malo o estrictamente bueno. Pues creo que mucho de lo que se conoce como malo es bueno, y mucho de lo que aseguramos que es bueno, a la larga viene siendo malo.
“Yo en lo único que realmente creo, porque lo siento, y porque siempre se encuentra en lucha permanente, es en el Hombre. Un Hombre de Amor y Esperanza, que alcanzará algún día, la perfecta fórmula para sostener el Cielo en sus manos, y aprender de una vez por todas, a vivir en dorada, efectiva y luminosa convivencia pacífica con todos los infinitamente diferentes seres vivientes que lo rodean. Y lo creo y lo aseguro, porque el Hombre, Ana María, se encuentra en pleno aprendizaje. Está hecho de conocimientos y de desconocimiento total. Está hecho de Cielo e Infierno. De ángeles y demonios, De dolor y alegría, de pasión y templanza. Sabe y conoce solamente en forma limitada. “ “Para explicarme mejor, nuestros hermanos hombres, miran hasta donde sus ojos alcanzan a mirar y escuchan hasta donde sus oídos le permiten escuchar. Su boca, está hecha para saborear frutos y no para desgarrar. Y sus manos que se empeñan en demoler rocas, están conformadas para acariciar flores, tocar arroyos azulados, y dar calor y abrigo a pájaros heridos”.
“Mira Ana María, creo que el Hombre está en plena búsqueda de sus orígenes. En pleno camino de la comprensión de su Gen Divino con el que fue concebido. Y creo, me late, que se encuentra en el camino correcto y en la consciente prueba de lo que puede entenderse por su última oportunidad”.
Correcto –secundamos al Maestro Bragar--, ¿Y de todo esto está hecha su pintura?
¿De todas estas cosas se conforma su actual exposición “Ciudad Bragar, México”?
LOS HOMBRES SE ALIMENTAN DE HOMBRES
“¡Claro que de todo esto Ana María!. Porque sin tratar de dar mayores explicaciones, el hombre está entendiendo que su alimento espiritual depende del resto de sus semejantes. Que los hombres no podemos vivir sin los hombres. Enloqueceríamos. Perderíamos el sentido pleno de la existencia. Y que nuestro alimento esencial es la diversidad etnológica, espiritual, religiosa y cultural contenida armoniosamente en toda la Raza Humana
¿Porqué no pinta personas bonitas? Le preguntamos de repente.
MI OBRA TODA, ES UN HOMENAJE A LA GENTE
“Porque creo que mis personajes fueron concebidos en una dimensión no convencional de la belleza. Porque mire usted, cuando yo pienso en seres bellos, los imagino primero muy vivos. Es decir, personas con todos los sentidos encendidos. Iluminadas por cientos de miles de luces interiores. Los seres apagados, conformistas, aquietados, no están invitados a mi mundo. La gente que yo pinto, está llena de electricidad, de vibraciones y de energía. Si ama, ama con toda su alma. Si llora, lo hace de manera extrema aunque no le salga una sola lágrima. Mi gente, mis señores y señoras, Ana María, son excesivamente fuertes; con todas las antenas activadas interior y exteriormente. Mis gentes cantan, gritan, se quejan, se manifiestan, corren, caminan rápido y luchan. Luchan mucho, muchísimo para comer, para pagar su renta, para sostener sus necesidades básicas y las de su familia. Luchan como pueden y hasta donde pueden. En oficinas, en tiendas, en casas, limpiando parabrisas, vendiendo frutas y quesadillas o tragando fuego en las esquinas. Por eso los amo. Por eso pinto sólo para ellos y jamás, jamás, desde hace muchas décadas, los he abandonado. Por eso les rindo un homenaje eterno. Perenne. Un homenaje a su fortaleza de hombres de ciudad. De seres que no se rinden. Que siempre están animados y que demuestran lo que son y lo que valen a cada instante”.
SANTAMARINA DICE:
Representativa de esa cuerda expresionista –dice Santamarina--, la estética de Bragar condena la mecánica que reduce a los individuos a la condición de unidades modulares, sin perfiles distintivos, o gestos de reclamación existencial. Pero será precisamente con esos factores de percance, paradójicamente, que prescribirá, una y otra vez su sublevada iconografía.
Su posición moral –agrega el crítico--, (en paso confiado por tierra no firme) que al mismo tiempo manifiesta sus señales de sincera protesta, o se expresa en ineludibles matices de melancolía, también retoza con la mística altamente sospechosa del élan vital. En consecuencia, ostensible de desenfado, intuición subjetiva y de erotismo, opuestos a la razón, exactitud alegórica, la marca de estilo (sobre todo comercialmente poco efectivo en un panorama de gusto conservador como el predominante en ciertas dimensiones de nuestro país), técnica rebuscada, y en resumidas cuentas, a toda forma de cultura-domesticación.
“Irreprochable testigo de una ciudad –expresa el Doctor Santamarina--, que se cae una y cientos de veces. La del mismo tipo que se vuelve a integrar, como reptil trágico, o que se planta escenario de romanticismo inexorable: negro, rojo nubarrón, negro otra vez. Pero también, consecuente nostálgico, a los estruendos cromáticos del cielo tropical, o de aquellos rudamente inyectados de vientos que el polvo de la ilusión tiñó”, colocando el especialista a Bragar en materia de “ritmo y brío”, a E. Munch y E. Nolde, de M. Hartley y P. Guston, de G. Baselitz y A.R. Penck, o incluso un soplo de J.C. Orozco, o de G. Venegas y R. Turnbull, que en más de dos cosas, además de la paradójica contemporaneidad, pueden ser relacionados”, puntualizó.

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