PHILIP F. BRAGAR EXPONE IMPRESIONANTE
MUESTRA PICTÓRICA, EN EL CENTRO NACIONAL DE LAS ARTES

De esta manera, al encontrarnos frente
a frente con Philip F. Bragar, en el CNA, empezamos por preguntarle:
Phil, ¿en qué cree y no cree un pintor tan famoso como usted,
quien suma más de 50 años capturando rostros de ciudadanos alegres,
sonrientes, tristes, enfermos, sanos, angustiados, festivos o
introvertidos, enamorados o anhelantes, alertados o adormecidos?

El newyorkino más mexicano que se ha
detectado en las últimas cinco o seis décadas en nuestro país;
simplemente sonríe y explica con su irrenunciable acento
norteamericano: “Mira Ana María, para empezar, no creo en
ortodoxias religiosas, ni en izquierdas, derechas o centros capaces
de definir posiciones políticas. No creo tampoco en las fórmulas
mágicas de ambiciones futuristas que exponen como únicos
fundamentos, el dinero, las guerras, los armamentos nucleares o las
competencias tecnológicas. Tampoco creo en lo estrictamente malo o
estrictamente bueno. Pues creo que mucho de lo que se conoce como
malo es bueno, y mucho de lo que aseguramos que es bueno, a la larga
viene siendo malo.

“Mira Ana María, creo que el Hombre
está en plena búsqueda de sus orígenes. En pleno camino de la
comprensión de su Gen Divino con el que fue concebido. Y creo, me
late, que se encuentra en el camino correcto y en la consciente
prueba de lo que puede entenderse por su última oportunidad”.
Correcto –secundamos al Maestro
Bragar--, ¿Y de todo esto está hecha su pintura?
¿De todas estas cosas se conforma su
actual exposición “Ciudad Bragar, México”?
LOS HOMBRES SE ALIMENTAN DE HOMBRES
“¡Claro que de todo esto Ana María!.
Porque sin tratar de dar mayores explicaciones, el hombre está
entendiendo que su alimento espiritual depende del resto de sus
semejantes. Que los hombres no podemos vivir sin los hombres.
Enloqueceríamos. Perderíamos el sentido pleno de la existencia. Y
que nuestro alimento esencial es la diversidad etnológica,
espiritual, religiosa y cultural contenida armoniosamente en toda la
Raza Humana
¿Porqué no pinta personas bonitas? Le
preguntamos de repente.
MI OBRA TODA, ES UN HOMENAJE A LA GENTE

Representativa de esa cuerda
expresionista –dice Santamarina--, la estética de Bragar condena
la mecánica que reduce a los individuos a la condición de unidades
modulares, sin perfiles distintivos, o gestos de reclamación
existencial. Pero será precisamente con esos factores de percance,
paradójicamente, que prescribirá, una y otra vez su sublevada
iconografía.
Su posición moral –agrega el
crítico--, (en paso confiado por tierra no firme) que al mismo
tiempo manifiesta sus señales de sincera protesta, o se expresa en
ineludibles matices de melancolía, también retoza con la mística
altamente sospechosa del élan vital. En consecuencia, ostensible de
desenfado, intuición subjetiva y de erotismo, opuestos a la razón,
exactitud alegórica, la marca de estilo (sobre todo comercialmente
poco efectivo en un panorama de gusto conservador como el
predominante en ciertas dimensiones de nuestro país), técnica
rebuscada, y en resumidas cuentas, a toda forma de
cultura-domesticación.
“Irreprochable testigo de una ciudad
–expresa el Doctor Santamarina--, que se cae una y cientos de
veces. La del mismo tipo que se vuelve a integrar, como reptil
trágico, o que se planta escenario de romanticismo inexorable:
negro, rojo nubarrón, negro otra vez. Pero también, consecuente
nostálgico, a los estruendos cromáticos del cielo tropical, o de
aquellos rudamente inyectados de vientos que el polvo de la ilusión
tiñó”, colocando el especialista a Bragar en materia de “ritmo
y brío”, a E. Munch y E. Nolde, de M. Hartley y P. Guston, de G.
Baselitz y A.R. Penck, o incluso un soplo de J.C. Orozco, o de G.
Venegas y R. Turnbull, que en más de dos cosas, además de la
paradójica contemporaneidad, pueden ser relacionados”, puntualizó.
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