LA
CONFUSIÓN ECONÓMICA HA TRANSMUTADO LAS IDEOLOGÍAS DEL MUNDO: DR. MIGUEL ARROYO
BLAS
A.BUENDÍA
Reportero
Free Lance
Editor Juan Carlos Martínez N.
Al evocar al memorable Claude Julien surgido
de las páginas del prestigiado periódico francés Le Mont, en el centro de la reflexión
política y económica contra el neoliberalismo que ha dominado dramáticamente con
el usufructo a gobiernos del mundo en el Siglo XX, el Doctor en Derecho Miguel
Arroyo Ramírez reconoció que la globalización se ha encargado de crear un exploratorio
financiero único donde convergen y coinciden políticos de todas las esferas de
pensamiento, que necesariamente los obliga a ser más transformadores.
En la década de los 70’s, añadió, todos
los pueblos comenzaron a escuchar la inminente desaparición de las ideologías,
que a través de los tiempos, fueron conformándose estructuras políticas,
económicas y financieras que prevalecen hasta hoy en día, es decir, la sinergia
ha transmutado la evolución mundial en relación a las economías. Recapituló el
épico artículo de Julien quien elogiaba ya sea el dinamismo económico, criticar
la segregación racial o celebrar las oportunidades que el "nuevo
mundo" ofrecía, como para constatar el creciente abismo entre ricos y
pobres.
Si bien el Doctor Miguel Arroyo precisó
que “no hay libertad política sin igualdad social”, los mosaicos ideológicos ante
los vertiginosos cambios mundiales, finalmente han evolucionado desde la
reestructuración económica de la Perestroika en la Unión Soviética en el
periodo 1985-1991, y la caída del Muro de Berlín en 1989, “porque ante los
problemas económicos, las soluciones son similares para cualquier color de
partido o ideología en el planeta”.
Previamente, comentó que ya estamos en
época decembrina, recomendando a la sociedad en su conjunto, “a cuidar el
presupuesto personal y no gastar en aquello que no necesitamos ya que los
mexicanos somos muy aficionados a este tipo de cualidades”.
Sin duda alguna, remarcó, estamos
viviendo momentos inéditos en el país, estamos viviendo posiciones que nos
sorprenden, muchas de ellas, son aspiraciones de un sector muy amplio en la
sociedad, sobre todo porque ya llegó a gobernar la izquierda en México, una
izquierda evolutivamente crítica.
Pero también, destacó, existen sectores
muy respetables que tratan de establecer algunas de sus posiciones ideológicas
como es el cambio político y de gobierno de México, donde el nuevo presidente
Andrés Manuel López Obrador, tiene por delante la consigna de rescatar del
marasmo de la pobreza a millones de mexicanos.
Dijo, en este contexto, “la sociedad
mexicana es muy plural, y en términos de justicia social, el espectro es muy
amplio. En el término justicia social y equidad –subrayó- en este progreso caben
todos los colores, cabe la izquierda, cabe el centro, caben los grupos
conservadores y necesitamos respetarlos y escucharlos a todos por igual”.
Concretó: “De hecho, en el Senado de la
República y en la Cámara de Diputados, se halla representada la diversidad de grupos
políticos ideológico, toda vez que se presume que los extremos doctrinales llegan
a acuerdos que tienen que redundar en beneficio de la Nación, porque ese es uno
de los propósitos fundamentales”.
Insistió que cuando se trata del término
de distribución, desde la riqueza, el término de equidad, de igualdad,
paritaria, en todos sentidos, de igualdad de oportunidades, cuando se habla de
esos temas, prácticamente las posiciones extremas se pierde, porque el argumento
es uno solo al final del día.
Por eso –abundó- en la década de los 70’s,
se comenzó a hablar de la desaparición de las ideologías; sin embargo, en los
últimos tiempos han reaparecido posiciones con otra mentalidad que a final de
cuentas son las mismas ideologías que han predominado en América, Europa,
África, Asia y Oceanía, en el marco de un juego que se conjuga entre el
extremismo y la ortodoxia, que coinciden en salvar a sus países de las crisis
económica que pareciera no tener fin.
Valoró la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, cuando el 10 de diciembre de 1948, los miembros de Naciones
Unidas alcanzaron por primera vez un acuerdo sobre los principios que han
posibilitado que todos los seres humanos vivan con libertad, igualdad y
dignidad.
Aunque se han realizado numerosos
progresos desde entonces, la explosión de las desigualdades y la escalada en
materia de seguridad de los Estados amenazan los derechos tanto políticos como
económicos y sociales, y un tanto más frágiles cuanto que se consideran por
separado.
El Doctor Miguel Arroyo Ramírez hizo
estas consideraciones en su análisis político-jurídico que se trasmite por "Antena
Radio", tercera emisión, en el cuadrante 107.9 FM del Instituto Mexicano
de la Radio (IMER).
CLAUDE
JULIEN
Julien nació en el pueblecito de
Saint-Rome-de-Cernon, en 1925, en el sur del país, y cuando tenía 19 años ya
pisaba una primera publicación -Debout (En pie)- ligada a la Resistencia.
Enseguida le ofrecieron la oportunidad de estudiar Ciencias Políticas en
Indiana, EE UU, y allí descubrió un país que fue objeto de varios de sus libros
y estuvo en el centro de su reflexión política, ya fuera para elogiar su
dinamismo económico o para criticar la segregación racial, para celebrar las
oportunidades que el "nuevo mundo" ofrecía, como para constatar el
creciente abismo entre ricos y pobres.
Entre 1949 y 1951 Julien escribió para
la prensa católica gala, luego trabajó como redactor en Tánger y por fin se
incorporó como redactor de la sección Internacional del diario Le Monde. Bajo
la dirección de Hubert Beuve-Méry, con quien compartía convicciones religiosas
y políticas, realizó una serie de grandes reportajes sobre EE UU, Cuba o
Canadá, describiendo con precisión la voluntad de potencia imperial que iba
afianzándose en el primero de los tres países citados. Su estudio más conocido
sobre EE UU, fue L'Empire américain, de 1968.
En 1969, cuando Jacques Fauvet se
convirtió en el nuevo director, Julien asumió la responsabilidad de jefe de
Internacional. Por poco tiempo, pues las relaciones internas dentro del diario
se hicieron más crispadas y Julien optó por convertirse en redactor jefe del
mensual Le Monde Diplomatique que él convirtió en una publicación más incisiva,
bien documentada y de simpatías tercermundistas.
La gestión de Fauvet al frente de Le
Monde no fue ningún éxito. A los errores editoriales se añadieron los de índole
industrial y en 1980, en medio de un clima de división -necesitó de siete
votaciones-, Julien resultó elegido por los redactores como nuevo director de
Le Monde. Pero Fauvet retrasó el traspaso de poderes y los candidatos
derrotados a la dirección conspiraron hasta hacer caer a Julien en una trampa.
Disgustado y falto del soporte que había tenido meses antes, Julien optó por
regresar a Le Monde Diplomatique, que dirigió hasta 1990 logrando mantener una
constante progresión de las ventas e influencia política.
Julien pasa pues a la historia como el
director que no fue, un director elegido pero no ratificado, víctima de las
luchas internas del rotativo, de un sistema pensado para proteger el diario de
las influencias políticas y económicas y exteriores, pero no de la propia
locura. Lo conseguido en Le Monde Diplomatique hace que aún sea más lamentable
que no tuviese la oportunidad de ocuparse del diario.