martes, 12 de julio de 2011

Artes Plásticas

Trajo a México su Expo: “Las Ciudades Perdidas”.


ME PREOCUPA LA PROFANACIÓN QUE ESTAMOS COMETIENDO CON NUESTRO CUERPO Y CON EL AJENO: SEÑALÓ LA FOTÓGRAFA INTERNACIONAL CLAUDIA NIERMAN



Ana María Longi


Reportera de Guardia de


EL CORREDOR INFORMATIVO


“Las Ciudades Perdidas”, obra fotográfica y pictórica, que la artista Claudia Nierman expuso durante 6 meses por el sur de Estados Unidos, ya se encuentra en México para ser visitada próximamente, dentro de la logística de varios espacios públicos y privados.



La rubia y juvenil Claudia, quien practica un constante movimiento humanista desde los foros profesionales, externó anoche su preocupación hacia la manera “fácil” como la humanidad profana “no sólo su propio cuerpo sino incluso el ajeno. El cuerpo de otro”.



LOS FILÓSOFOS Y TEÓLOGOS DEBEN ESTUDIAR MÁS EL CUERPO HUMANO



No se está practicando todavía –en pleno siglo XXI, afirmó Claudia-, un estudio profundo sobre el conocimiento físico y espiritual del cuerpo humano. Las personas, observó Nierman, rompen sus equilibrios físicos, porque no practican una conciencia real de las leyes de su organismo, como es la energía, la autonomía o los laboratorios internos de elaboración y reparto de sustancias. “El cuerpo, entonces, es un universo propio, sí, pero totalmente desconocido para el dueño, propietario o poseedor de semejante maravilla. En fin, creo que es un rubro interesantísimo que debe ser más investigado por filósofos y teólogos”.



“¿Quién ordenó que consumamos entre 8 y 15 litros de alimentos al día?” Se preguntó la fotógrafa. Porque de acuerdo a estudios de alimentación real, una persona debe llevarse a la boca un poco de fibra, un tanto de verduras, una ración de proteínas y unas piezas de fruta, en 24 horas. No necesitamos más. Pues las cantidades excesivas de comida, lo único que ocasionan es una sobrealimentación innecesaria que obliga al aparato digestivo a repartir sin equidad los componentes que han sido enviados al plexo solar con gula y sin la menor conciencia espiritual”.



¿Y tu obra refleja toda esta preocupación tan interesante?



“Sin duda que sí. El cuerpo en mis temáticas fotográficas son básicas. Las parejas que conviven bajo el mismo techo, no hacen jamás una planeación de sus cuerpos. Por lo regular se tratan como si ambos estuvieran consumiéndose constantemente. Es muy raro que un cónyuge, cuide la salud física y mental de su compañero o compañera. Resulta atractivo ver como de manera muy aislada, algunas parejas se reúnen para caminar por las mañanas para después compartir su primer alimento, por ejemplo. Acompañarse al médico. Planear juntos sus diversiones. Consultar al dermatólogo o al odontólogo. Es decir, amarse y cuidarse al mismo tiempo”.



¿Qué otro aspecto del Cuerpo te preocupa?



Te voy a contestar porque me lo cuestionas. El horror de los atentados constantes. Las personas que al autoinmolarse no toman en cuenta su cuerpo como templo de Dios. O los congéneres que toman el cuerpo de otra persona para trascenderlas en violaciones o muertes. Sin tomar en cuenta que al matarlas están interrumpiendo al mismo tiempo, la programación dinámica del Universo, ya que cada ser humano nace y vive para algo especial que nada tiene que ver con la destrucción.


¿Y cómo logras –Claudia- conformar una temática tan profunda?


La he realizado de distinta manera y para espacios distintos. Hace poco, cree una serie de trabajos especiales para conjuntarlos al texto filosófico de “Esther Charabatti”, quien analiza la vida, de las comunidades judías en el pasado, presente y futuro, con admirable claridad, amenidad y belleza. Mientras que, en mi vida privada, me duele profundamente que la violencia en contra de los cuerpos humanos, sea ya una realidad escalofriante. En la televisión, se anuncian con números redondos y con timbres de voz que no asoman la menor sensibilidad, escaladas de cientos de ex personas a quienes otras personas privaron de su existencia y las derribaron para que jamás rían, lloren, abracen, amen o razonen como solían hacerlo. ¿Debemos decir todo con números redondos o llegaremos al cinismo de señalar que murieron 23 mil personas y medio o tres cuartos.



¿Sería necesario entonces abrir por todas partes cursos de existenciología, viverología, amorología, para concienciar qué somos, quiénes somos y para qué somos los que somos? Cuestionó El Corredor Informativo.


“Claro que sí. Porque nuestra mente depredadora ya ha sobrepasado los límites. Destruimos no sólo al hombre sino todo lo que el hombre toca y crea. Los entornos donde estos se desarrollan: Sus viviendas, los árboles que les dan frescura, los animales que los acompañan, su comida, su agua potable, sus cosechas, sus ilusiones, su intelecto, sus sueños. Y conste Ana María que no estoy hablando de guerras frías, guerrillas, terrorismo o watergates. No. Porque estas ya forman parte de la cotidianidad de las naciones. Estoy hablando de violación, de atropellamiento, de burla, de horrores indescriptibles”.


Claudia ¿Cómo fotografías y pintas al mismo tiempo?


“Son los críticos los que se han encargado de analizar mi trabajo fotográfico, cómo una especie de narración o lectura a base de imágenes. Y bueno, cuando capto un objeto, no me conformo con éste. Sino que registro con mi cámara muchos más, a pesar de que ellos estén en otros países. No es nada raro, que integre una arquitectura de Venecia, con el cuerpo de una mujer española que parece estar integrada a esas formas arquitectónicas a manera de estatua. En fin. Dicen que armo historias de amor, pequeñas novelas, cinematografía, foros de protesta social, de luchas feministas, de homenajes a escritores, poetas, músicos, actores de teatro y demás. Pero yo digo que no. Que no es mi intención, aún cuando resulta fascinante comprobar que a la gente –mis mezclas fotográficas-, les produce mucha inquietud interna, aparte, de que de manera muy personal, suelen armar sus propias fantasías. En fin, que todo ello, al final de cuentas, me resulta delicioso y me incentiva muchísimo para continuar trabajando”, indica la bella Claudia con sus ojos de iridiscencias vivaces.

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