• Frustrante ver todavía un mundo desigual, reconoce la magistrada Rebeca Pujol, al presentar una ponencia magistral, en el marco del Día Internacional de la Mujer
• Las vallas y las mujeres
BLAS A. BUENDÍA *
Cortesía
Juan Carlos Martínez
Editor El Corredor Informativo
Al hacer un llamado al Estado que ya es tiempo que México cambie para bien, que incluso basta considerar que ya no se edifiquen más construcciones complejas androcentristas, la Magistrada Rebeca Pujol Rosas reconoció que a estas alturas del siglo XXI, es frustrante ver todavía un mundo desigual.
En el marco de las celebraciones del Día Internacional de la Mujer, también expresó su repudio cuando la sociedad da cuenta de la crueldad en que son víctimas, muchas de ellas, atrapadas en las garras del feminicidio, que lamentablemente, los delitos quedan en la completa impunidad.
Conjugando la filosofía y la poesía, señaló: “He sido tan afortunada de caminar, coincidir, querer, ser amiga, ser hija, ser familia, ser compañera de mujeres que considero valiosísimas y me doy cuenta que el color de mi vida sería opaco sin su presencia. Hoy sé que luchar por la igualdad, por la equidad, por la discriminación, por los derechos, por la vida, por la dignidad de las mujeres, es parte de mi vida”.
Titular de la Primera Sala de lo Familiar del Poder Judicial de la Ciudad de México, precisó: “No deseo seguir sintiéndome incompleta porque las mataron, las encarcelaron por decidir sobre sus cuerpos, las violentaron sexualmente, las discriminaron, las minimizaron, las golpearon.
“Llevo la frustración de ver todavía un mundo desigual, pero también el coraje y la convicción de seguir luchando por alcanzar un mundo donde ser mujer sea un orgullo; donde ser mujer no implique desigualdad, sufrimiento, temor, un mundo de y para todas y todos sin importar las diferencias; un mundo donde haya libertad y no construcciones desiguales, donde no importe el género sino las capacidades, donde haya libertad sexual, donde haya derecho de decisión sobre sus cuerpos, sin ser injustamente encarceladas, en donde la paternidad y maternidad sean una responsabilidad conjunta, en donde una mujer pueda vestir y caminar sin temor. Solo así podré sentir que hay un mundo completo, real, justo, digno de transitar”, abundó.
Y aseveró: “Hoy y 364 días más quiero seguir luchando y gritando que quiero un mundo con la dignidad enorme de las mujeres. Soy un ser de luz porque en mi camino están ustedes amigas, compañeras, familiares, que me dan vida y me enseñan. Me hacen poner lo mejor de mí. Les abrazo y les digo, sigamos caminando juntas por un mundo igual”.
La impartidora de justicia en materia familiar, preguntó: “¿Existe una lucha por la igualdad de género? Inmediatamente respondió: “Sí”.
Comentó: “Es una lucha que tiene su fundamento en las desigualdad, en la discriminación, en los feminicidios, en las construcciones androcentristas, en donde la mujer sigue siendo vista como la cuidadora, la experta en la atención familiar, la ‘sensible’, la ‘que llora por todo’, la que debe estar al pendiente de su casa, de sus hijos e hijas, de su progenitor o de su progenitora, la que visita en las cárceles a sus esposos, a sus hijos, a sus hermanos, a su padre.
“¿Hay motivos de lucha? Por supuesto. No es una lucha que se haya inventado, es una lucha por sobrevivir, por visibilizar los derechos de las mujeres, por sensibilizar lo que implica el miedo de transitar por lugares públicos y estar expuesta a actos de violencia que van desde un ‘piropo’ hasta la privación de la vida. Es un basta de tantas desigualdades, de tantas injusticias, de seguir invisibilizando el trabajo y las capacidades”.
Es un grito de libertad –remarca- de hacer entender que el cuerpo es solo de la persona y que sus decisiones sobre el mismo, son de la persona y no del Estado que sanciona que una mujer que tome decisiones en su libre desarrollo de la personalidad, de ser o no madre. Es la lucha de las mujeres indígenas que son vendidas en sus comunidades o violentadas porque son “costumbres”.
Continuó: “Es el rescate de las mujeres y niñas víctimas de trata de persona, de mujeres obligadas a venderse, a ser violentadas por ser mujeres y estar ‘obligadas’ a satisfacer, de mujeres explotadas. Es la queja de las mujeres que se dedican al trabajo del hogar y que son sobajadas, explotadas, violentadas, que reciben sueldos ínfimos y dan sus vidas, su salud y su tiempo”.
Por último, dijo que “es loable destacar que fue Katalin Karikó quien inventó la vacuna contra el corona virus RNA, el agente mensajero. Para su control y erradicación. Ella ha ocupado más de 30 años estudiando y trabajando en ello”, puntualizó.
El evento fue transmitido por línea por Radio IUS, organizado por la Doctora Ivette Negrete, presidenta del CIAM.x, donde hubo un panel de connotados profesionistas en materia del Derecho.
Reportero Free Lance *
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