Colosio Jr., parásito neo-político
*** Luis Donaldo (hijo) no tiene vergüenza al alistarse como otra de las bocas viperinas, al demandar a AMLO que Mario Aburto, asesino material confeso, sea ¡indultado!, pero el mandatario le reviró “no poder atenderlo”, aclarando que las instancias judiciales deben mantener viva la investigación hasta dar con el material intelectual
*** En los pasillos legislativos deambulan rumores que si López Obrador le hiciera caso a la demanda del “perdón absoluto”, seguramente se llenaría el expediente para ordenar que la kakistocracia de Morena, admita a Mario Aburto y transformarlo en uno de sus parásitos candidatos a ocupar un cargo de representación popular, en momentos en que México ya practica una narco política de Estado por su abierta vinculación
*** El asesino intelectual “que todo mundo conoce”, sigue deambulando por el mundo con toda impunidad a pesar de que Colosio pregonaba: “Yo veo un México con hambre y sed de justicia”
BLAS A. BUENDÍA *
No cabe duda que los sinvergüenzas se reproducen también como si fueran parásitos tóxicos que provocan distensiones antisociales.
Aquella paradoja presidencial “a mí no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”, vino a revolucionar la paz y tranquilidad de los mexicanos, toda vez que para infinidad de bribones, les cayó como “anillo al dedo” la abominable frase, creándose una acción defectuosa, recobrando importancia entre todos esos “políticos inútiles” que siguen viviendo del presupuesto.
Es el caso del junior Luis Donaldo Colosio Riojas, quien en fecha reciente cometió una locura por demás aterradora, al rogarle al C. Presidente de la República que indulte a Mario Aburto Martínez, asesino confeso de su padre, acaecido en la tarde del miércoles 23 de marzo de 1994, precisamente a las 17:12 horas de cometerse ese magnicidio que nadie pensaba que alguien fuera a atentar contra la vida del político sonorense, se conjugó un escarnio maldiciente.
El acto de ilegalidad que sorprendió a la sociedad para que Colosio Riojas le rogara al presidente Andrés Manuel López Obrador, su indulto a favor de Mario Aburto —recluido en el penal de máxima seguridad del Antiplano de Almoloya de Juárez, Estado de México—, tiende otra cortina de humo histórica por el hecho que el propio hijo del malogrado ex candidato presidencial, atenta ahora contra la honra y la dignidad moral de la familia Colosio, sin recato y menos vergüenza.
A Luis Donaldo Colosio Riojas solo le restó pedirle al primer morenista destructor del país, que su Movimiento de Regeneración Nacional le dé oportunidad de abanderarlo en la primera posición plurinominal para cubrir un escaño en el Senado de la República, para así llenar el espectro traicionero en contra de la memoria de su padre, quien fuera asesinado de dos balazos hace 30 años en la colonia marginal de Lomas Taurinas.
En el cuadro de esta tragedia política, Colosio no recapacitó que fuera víctima del crimen organizado, por el cúmulo de gente que se reunió a su alrededor, tras culminar un acto de su fallida campaña política presidencial, cuando saludaba a una multitud durante un mitin en ese barrio fronterizo.
Si bien el crimen de Estado en contra de Colosio se le ha considerado el primer magnicidio cometido en México desde el asesinato de Álvaro Obregón —ocurrido el 17 de julio de 1928, consumado por el jesuita José de León Toral en el restaurante La Bombilla, ubicado en el barrio de San Ángel de la Ciudad de México—, de este suceso al que vivió y sufrió la familia Colosio, sirvió para que el Junior abandere causas ajenas, pero muy sustanciosas para escalar peldaños en el quehacer político. Todo esto, sin despeinarse.
El padre del malogrado político presidencial, Luis Colosio Fernández, en su época, admitió el ofrecimiento que le hiciera el ex presidente Carlos Salinas de Gortari para que, como una forma de “reparación del daño moral”, tuviera una culminación perfecta, al convertirlo en senador de la República, bajo la complacencia del dirigente legislativo Manlio Fabio Beltrones, su paisano, porque ambos son oriundos del estado de Sonora.
Recientemente, la Comisión Política del Partido Revolucionario Institucional aprobó la lista de las cinco circunscripciones y el listado nacional de los aspirantes al Senado de la República, múltiples perfiles de priistas de alto renombre aparecen en la lista, siendo uno de los nombres más destacados el de Manlio Fabio Beltrones, ex gobernador de Sonora.
Manlio Fabio Beltrones buscará de manera plurinominal una Senaduría, acompañado en la lista por el actual dirigente nacional del partido tricolor, Alejandro Moreno y Carolina Viggiano, ex candidata perdedora a la gubernatura de Hidalgo.
Pese a ese futurismo, la tragedia ha sido arrastrada por la familia Colosio, desde aquél momento en que cayera asesinado Luis Donaldo, en la tarde del 23 de marzo de 1994, es decir, que Luis Colosio Fernández, quien fuera integrante de la Cámara Alta para el periodo sexenal 2000-2006, por el principio de representación proporcional, falleciera a los 77 años por un problema renal, se aprovechó de la desgracia de su hijo malogrado.
En el periplo del tiempo, ya como persona adulta, Luis Donaldo Colosio Riojas —carente de toda experiencia política, pese al oportunismo consabido de ser Presidente Municipal de Monterrey, Nuevo León—, ahora le toca seguir explorando y explotando la sombra de su padre, que ante la convulsionante situación que vive el país, y aglutinador de parásitos neo-políticos, se alista para integrarse a las tareas legislativas bajo el Maximato de la nomenklatura de Morena, cuyo dueño es el marrullero presidente Andrés Manuel López Obrador.
Extraña conexión colosista-aburtista
La prensa nacional, en su momento, reportó…
Luis Donaldo Colosio Riojas, actual alcalde de Monterrey y aspirante a un escaño en el Senado de la República, solicitó al Presidente Andrés Manuel López Obrador que otorgue el indulto a Mario Aburto, asesino confeso de su padre y ex candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
En declaraciones a la prensa, Colosio Riojas dijo que por “compasión” se le debe dar carpetazo al caso del asesinato de su padre.
“Apelando la compasión del presidente Andrés Manuel López Obrador, yo diría que mejor indulte (sic) a Mario Aburto, que lo indulte (re-sic), que ponga un carpetazo final a este asunto, que permita que tanto mi familia como México sanemos, que iniciemos un camino hacia la reconciliación a través del perdón, pero sobre todo a través del respeto”, so pena justificó.
Reivindicó “dejar estos antecedentes ya en manos de otra justicia (…), porque la justicia mexicana quedó a deber en su momento y hoy lo que queremos es (darle) vuelta a la página y construir algo nuevo”, adicionó.
No obstante de ello, el mandatario le reviró “no poder atenderlo”, pero aclaró enfático que las instancias judiciales deben mantener viva la investigación hasta dar con el asesino intelectual.
La declaración ocurrió a unos días de que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) rechazara las declaraciones que hiciera el abogado Jesús González Schmal en torno a que Mario Aburto no asesinó al ex candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
“Es grave, sobre todo, que el señor González Schmal exponga versiones acerca de los hechos ocurridos en Tijuana el 23 de marzo de 1994, cuando es evidente que siendo funcionario de la CNDH, el único acceso que tuvo a la investigación del expediente de queja de Mario Aburto Martínez fue sobre algunos aspectos específicos que se le encomendaron, pero él nunca fue el responsable del mismo”, destacó la CNDH en un comunicado.
En los pasillos legislativos deambulan rumores que si López Obrador reculara al caso a la demanda del “perdón absoluto”, seguramente se llenaría el expediente de impunidad para ordenar que la kakistocracia que se practica en Morena, admita a Mario Aburto para transformarlo en uno de sus más abiertos candidatos a ocupar un cargo de representación popular, en momentos en que México ya practica una narco política de Estado, financiando a aspirantes por parte de los varones del narcotráfico, que para ello, tener a un asesino “calificado”, atraparía los grandes reflectores del Palacio de San Lázaro y del país a nivel internacional.
El segundo tirador
En la parafernalia jurídica del caso, un Juez de Distrito negó orden de aprehensión contra el presunto segundo tirador de Colosio. He aquí la historia…
El Juez Quinto de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México, Jesús Alberto Chávez Hernández, negó la orden de aprehensión contra Antonio Sánchez Ortega, ex miembro del desaparecido Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), a quien la Fiscalía General de la República (FGR) lo acusa por el homicidio de Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Bajo la hipótesis del complot, la FGR —en manos de Alejandro Gertz Manero—, señala a Sánchez Ortega, quien estuvo asignado a la seguridad del candidato presidencial, como el segundo tirador que le quitó la vida al aspirante del PRI a la presidencia, ese miércoles fatídico del 23 de marzo del 94, en Lomas Taurinas, todo parece indicar que seguirá en la completa impunidad.
El asesino intelectual, por lo tanto —que “todo mundo conoce” porque no tiene ni un pelo de tonto—, sigue deambulando por el mundo con toda impunidad, aunque para la justicia mexicana, le ha preocupado más el caso Aburto, y restarle importancia el caso del siniestro asesino intelectual que ordenó la desaparición de Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien en vida, en uno de sus discursos políticos, propagaba en el Monumento de la Revolución en marzo de 1994: “Yo veo un México con hambre y sed de justicia”, frase que se convirtió en un símbolo de lucha en México hasta hoy en día.
Reportero Free Lance *
Premio México de Periodismo Ricardo Flores Magón-2021
filtrodedatospoliticos@gmail.com
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