lunes, 9 de enero de 2012

LA ACUARELA ES SIN DUDA UN ARTE PICTÓRICO PARA VALI ENTES;  PUES EN ÉSTE NO SE ACEPTAN EQUÍVOCOS NI BORRONES; ASEVERÓ JOSÉ RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, CONSIDERADO EN MÉXICO, EL REY BOLIVIANO DEL REALISMO FANTÁSTICO.  EL ARTISTA Y FUNCIONARIO DIPLOMÁTICO, EXPONE EN EL SEMINARIO DE CULTURA MEXICANA, ANTES DE RETORNAR A SU PAÍS A RETOMAR PROYECTOS

Aniret Marí, 
EL CORREDOR INFORMATIVO


El reconocido acuarelista y funcionario diplomático, José Rodríguez Sánchez, considerado por los críticos mexicanos como el Rey boliviano del Realismo Fantástico, y ganador, además, del Premio Tlacuilo en Artes Plásticas 2008; se despidió de México, para continuar con diversos proyectos diplomáticos y artísticos en su país; mediante una exposición de casi 50 obras pictóricas, montada en la Galería principal del Seminario de Cultura Mexicana;  no sólo para agradecer –señaló-, las atenciones recibidas en México; sino para entregar a sus amigos mexicanos, “lo mejor de mí mismo, que es el cotidiano cultivo de mi trabajo artístico”, aseveró el muy apreciado artista y funcionario boliviano.
Reporteros de la Agencia El Corredor Informativo, al mostrar aprecio por una exposición pictórica elaborada en técnica de acuarela, preguntaron al artista, porqué se decidió a adoptar una técnica tan difícil, dentro de una obra que se abre primero con un dibujo esmerado, y, posteriormente, con las más rigurosas aplicaciones de perfección clásica. A lo que el artista, sin negarnos una sonrisa, explicó: “Efectivamente. La acuarela manejada dentro de espacios pictóricos, es un acto de valentía. Una entrega total. No obstante, y de acuerdo con lo que solía comentar el gran protector de este arte, el Maestro Alfredo Guati Rojo, inolvidable creador internacional no sólo del Salón, sino incluso del Museo de la Acuarela, en la Delegación Coyoacán, de esta Ciudad; cada vez se suman más valientes a esta herramienta, porque los que la aman se dan cuenta de que todas los istmos pueden ser expresados mediante ella. El decir,  el surrealismo, el abstraccionismo, el dadaísmo, el realismo. Lo que se quiera y guste. Aún cuando la valentía consiste, en que debe existir por parte del creador una seguridad plena no sólo en su temática sino de la composición y fuerza sensible y creadora que lo guía. ¿Porqué?, porque como lo explico al principio, la Acuarela no permite equívocos ni borrones. Ya que el trazo debe ser no sólo firme sino también muy seguro.
¿Usted ha trabajado así desde un principio?
Desde luego que no. Mi trabajo ha sido no sólo lento y difícil sino incluso complicado. Porque al pintar necesité siempre de toda mi concentración y reflexión. Un acuarelista, debe imaginar lo que realmente desea desde mucho antes del primer trazo. Entender con el espíritu, con la mente y con el corazón, qué es lo que quiere, y cómo desea desarrollar su proyecto artístico del hoy y del siempre. Enamorarse, en una palabra, de la realidad circundante. De la vida que le rodea. Sean mujeres, niños, ancianos, plantas, flores, mariposas, puertas añosas, aldabones, rincones secretos, paisajes desbordantes de sol y de oscuridad. Qué se yo. Pero todo esto, me lo pongo todos los días como tarea. Y lo que hasta ahora he pintado dentro de un espacio de 36 años, es el producto de una meditación muy profunda  de mi realidad social, material, natural y física que me rodea y, sobre todo, de la responsabilidad y autoexigencia que debo asumir constantemente, ya que de todo ello depende, no sólo el representarme a mí mismo como individuo y como artista, sino como un ciudadano que ama a su país, en este caso el Estado plurinacional de Bolivia, y con toda la fuerza de mi ser”.
Por otro lado, considero importante agregar, que soy un respetuoso absoluto de la Naturaleza y también de mis semejantes. Porque creo, que de ambos foros, del humano y del natural,  he recibido y recibo constantemente, enseñanzas indescriptibles que a mí me han marcado profundamente no sólo en lo que a mi pintura se refiere, sino a mí como persona y como tejedor imparable de mi propio proyecto de vida.
PRIMEROS INTENTOS EN ALALAY
José Rodríguez Sánchez, evoca sus primeros intentos: “Siendo adolescente me sumergí apasionadamente en el mundo del arte. Gratamente fui descubriendo y describiendo mi entorno natural. Aprendí a ver correctamente y revelar con ayuda de mi maestro, el pintor y escultor Germán Olivera, que el artista es un verdadero confidente de la naturaleza. Y fueron muchos centenares de dibujos y pinturas que al no cristalizar como obras de arte, definieron sin embargo, en mí, una vocación muy poderosa que inició a los l4 años, y que me condujo a realizar mi primera exposición en la sala de mayor importancia de mi ciudad natal”.
El joven artista relató también que junto a varios pintores de su generación como Darío Antezana, Gonzalo Torrico y José Castro, hizo intentos por plasmar lo particular del paisaje de los pueblos coloniales, de las cordilleras nevadas, de los centros mineros, del colorido de la gente de diferentes regiones de Bolivia. “No puedo negarlo. Fui constante y acepté que el camino del arte es complejo y que exige una total entrega. Acepté, por ejemplo, que hay días de agotamiento y de grandes derrotas frente al material, pero a pesar de todo el compromiso continúa incesantemente y que dentro de mí, habita un artista que ya no puede vivir más de manera convencional, como era el caso de mis colegas Ronald Martínez y Hernán Zevallos, que como yo, miraban también sus mundos exterior e interior con los ojos de la mente y el corazón”.
CRÓNICA MÁGICA DE BOLIVIA
Dijo que artistas de la palabra como Jorge MansillaTorres, explica en sus análisis, que su obra puede considerarse una gran crónica de la vida boliviana. No obstante –agrega-, podría asegurarse que existen también fuertes interferencias de surrealidad, fantasía, magia, que denuncian al mismo tiempo injusticias sociales y hasta históricas, como es el caso de “Incertidumbre”, “Meditación”, “Al mar le duele Bolivia”, “Con la Iglesia a Cuestas” o “Concertación”.
¿Porqué ese sufrimiento y esa pasión por la intensidad? Se le cuestiona al Maestro Rodríguez Sánchez:
“Porque el tiempo que le dedico a la producción de cada una de mis obras plásticas, sintetizan mi pasión, mi amor y entrega a la vida. Son instancias –a veces-, de conflictos interiores por exteriorizar mi mundo subjetivo, que se empeña en transmitir de manera razonada un contenido que provoque en el espectador éxtasis y deleite, pero también una profunda reflexión, para mirar hacia adentro, este tiempo de vertiginosos avances tecnológicos y retrocesos morales, en donde creo, aún podemos encontrar momentos propicios para el cultivo del espíritu”, aseveró el artista.

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