lunes, 8 de noviembre de 2021

Dos ejemplos de antidemocracia Bolivia y Nicaragua.

 

De Alejandro Hamilton a López Obrador
 
*** Ningún presidente debe ser vitalicio: Alberto Woolrich.
*** Justicia como finalidad.
 
Blas A. Biendía *
 
Alberto Woolrich Ortiz, presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A. C., dijo que ningún político por muy carismático e inteligente que sea, debe tener ese arrebato que genera el poder hasta convertirse en presidentes vitalicios, ya que la historia ha dado cuenta que lastima en lo más profundo el desarrollo democrático de las naciones.
Ejemplificó que Alejandro Hamilton, con su fino pensamiento en el ayer nos hizo saber que: “La justicia es la finalidad del gobierno. Es la finalidad de la sociedad civil. Siempre se ha buscado y seguirá buscándose hasta que se alcance o hasta que perezca la sociedad en el empeño”.
Como todos los auténticos grandes hombres el pensador en comento -–señaló– no obstante haber tenido una de las actuaciones más brillantes como Estadista, político, abogado y padre fundador de los Estados Unidos de Norteamérica, fue hasta tiempo después cuando se le reconoció el haber sepultado de la política americana la democracia propia del radicalismo, dando lugar a una verdadera República Federal, renunciando para ello a algunas de sus más recalcitrantes ideas, como el pretender ilusamente que el cargo de Presidente fuera continuo y quizá hasta vitalicio. Sólo así pasó a la historia.
Expresado lo asentado —remarcó— habrá que realizar un vuelo a velocidad del sonido a fin de arribar a Latinoamérica, para con ello visitar a dos Países hermanos Bolivia y Nicaragua, toda vez que con este relato, expresar con hechos que no sólo son veraces, sino indiscutibles, la aplicación del valioso e histórico pensamiento de Hamilton. 
Precisó que en ambas naciones hermanas en la actualidad, se escenifica en este 2021 en perjuicio de la democracia, situaciones similares que contradicen y se oponen al pensar de Hamilton por cuanto hace a sus dos gobernantes que han dado muestras de dar continuidad a los cargos de presidente y, quizá a futuro convertirlos en cargos vitalicios, ello obviamente en contra de la democracia.
“Una y otra nación padecen y ello es triste reconocerlo el flagelo de la narco-política. Si esto duele a algunos, lo siento mucho. Que con su pensar se atraganten.  Las tácticas a fin de dar continuidad a sus mandatos de presidentes, tanto de Evo Morales, como de Daniel Ortega, han sido similares y por todos conocidos, ello hasta la propia Drug Enforcement Administration (DEA, por sus siglas en inglés) lo saben y se les ha advertido”, refirió. 
Alertó que “fincan su poder en alianzas con el narcotráfico, lo cual afecta a una verdadera democracia”. Aunque duela —reitero— resulta de dominio público, no son secretos de Estado y, por ende, al expresarlo no se violan principios éticos, ni políticos.
Al referir lo antepuesto, con congoja y desconsuelo  como parte del acontecer de esas naciones hermanas, nos percatamos que hoy más que nunca en ambas se lucha denodadamente para que la democracia se dé de inmediato.
En este orden de ideas, retornemos a nuestra Patria, vayamos a un discurso expuesto por Andrés Manuel López Obrador, antes de coronarse en el cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos: “Existirá siempre una decisión de mantener la Cuarta Transformación de la Nación dentro de los causes de la ley, no permitiré a nadie (sic) seguir por otros caminos. Estoy cierto que ninguno quiere la violencia, como tampoco nadie quiere la corrupción del neoliberalismo”.
De ahí esa transparente tesis democrática que en la actualidad lamentablemente no se ha concretado y, hoy por hoy, al no ser respetada tal tesis, ha convertido a esa corrupción en más insolente, dando con ello origen a la pérdida de credibilidad que se encuadra en la Cuarta Transformación de la Nación, abiertamente prohijada por acciones y expresiones que lesionan y atentan a la manera de pensar de nuestro México.
Como todos bien lo sabemos, todo ello que se niega de la más descarada de las maneras, efectuando afirmaciones que nadie cree en esta Nación, como aquella que refiere que la narco-política no existe en nuestro venerado suelo.
Si en verdad la Cuarta Transformación de la República que bien pretende el Andrés Manuel López Obrador, quiere llegar a buen término, debería olvidar ipso facto esa política de “abrazos y besos a la delincuencia”, misma que se ha hecho recalcitrante, tornando ella a una búsqueda de justicia, que es lo que el pueblo anhela. Ésta es la finalidad que busca la sociedad civil.
En caso de que aplicara ese pensar ya referido, obtendría una de las más brillantes actuaciones como estadista y político, y por desde luego con ello, quedaría sepultada la política propia del radicalismo, obteniendo con ello que un pensar liberal como el de Alejandro Hamilton, iluminara a este gobierno. “¡Es cuanto…!”, puntualizó el abogado Alberto Woolrich Ortiz.
Alexander Hamilton fue un economista, estadista, político, escritor, abogado, y el primer secretario del Tesoro de los Estados Unidos. Fue uno de los padres fundadores de los Estados Unidos.
Como dato cultural, el billete de US$2 se imprimió por primera vez en 1862 e inicialmente tenía la imagen de Alexander Hamilton, el primer secretario del Tesoro de la Unión Americana. En 1869, el gobierno estadounidense lo reemplazó por el ex presidente Thomas Jefferson, quien actualmente aparece en los billetes actuales de esa nominación.
Reportero Free Lance *

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