GERACHO GARCIA, EXPLICA SU PINTURA, COMO UNA
FUSIÓN DE VIAJES, MOVIMIENTOS, CAMBIOS Y TRANSFORMACIONES. “ESTO ES QUIZÁ
PORQUE ENTENDÍ QUE NADA ES PARA SIEMPRE, Y QUE DENTRO DE NUESTRA NAVE TERRESTRE
Y DENTRO DE TODA LA TRANSPORTACIÓN
GALÁCTICA DE LA
QUE SOMOS TOTALIDAD Y UNIDAD,
SOMOS QUIZÁ TAMBIÉN VIAJANTES INFINITOS
Por Ana María Longi, reportera de guardia de
El Corredor Informativo
“Mi respuesta es tan sencilla como complicada.
Yo efectivamente he visitado junglas y jardines; macetas o espacios infinitos de rocas y
arena. Y mientras he contemplado estas latitudes, he comprendido de la misma
manera, que el imparable viaje de la naturaleza me nutría, pero me mostraba a
la vez los valores intrínsecos del tiempo y de la vida. Pues si el tiempo se
detuviese, nos detendríamos nosotros también junto con él. Y que sin embargo,
al continuar su viaje por el infinito, el tiempo nos entrega al mismo tiempo
sus constantes renacimientos de vidas y
muertes. Quizá lo más valioso, Ana María, fue eso, el que la Naturaleza me ha
mostrado desde lo más ínfimo hasta lo más grandioso, el valioso tesoro del
tiempo. Un tesoro que debe ser uno de nuestros más portentosos compañeros de
viaje, porque mediante él, nos vamos conociendo a nosotros mismos, viviendo e
intercambiando aventuras, y transformando nuestras ideas en realidades, que al
final, igualmente, debemos dejar escapar, para alcanzar las fibras más sutiles
de la próxima realidad del gran enjambre viajero.
“Mi pintura es viaje y tiempo Ana María,
porque mientras los pájaros y los grillos se reúnen en sus distintos foros para
entregarnos un concierto, el botón se transforma en rosa y el gusano oculto en
la piedra ya creció en una diezmilésima de segundo. Yo también soy así Ana
María. Suelo vivir intensa y profundamente cada instante de mi vida. Por ello
quizá, he hecho de mi pintura el más importante cómplice de mis realidades
circundantes. Por eso quizá, la luz, en mis cuadros, juegan también con las
vibraciones y los atardeceres; quizá por eso, el agua se comporta como
nutriente eterno de los vergeles solitarios, y las aves, como sabias
representantes de las imparables enseñanzas del Creador máximo, Dios”.
Geracho, en alguna oportunidad, amigos
pintores, me explicaron que para dedicarse de pleno al arte de pintar, se
requiere el valor de un paracaidista en su primera demostración. Y que el
chiste de todo eso, era el de demostrar una gran confianza en el nada confiable
proyecto de crear cuadros tomando como base las más diversas herramientas. Y yo
te pregunto: ¿Cómo fue esa primera experiencia en la que decidiste tirarte de lleno
al oscuro abismo de la pintura? ¿Y cómo
fue que después de todo, has logrado salir ileso y sin ningún hueso roto?
“Creo que la primera confianza que tuve, fue o
es en Dios, para poderme lanzar al vacío. Creo que esto ocurrió una noche, en
mi Estudio; cuando, por primera vez, tomé la parte de un mango de martillo y
empecé a combinarlo e introducirlo en la pintura, para, posteriormente,
plasmarlo en el lienzo. Esa noche, descubrí, que había en mí, un potencial o un
don, para poder plasmar en mis lienzos mi obra.
Podría decirse que la personas que actuaron como mis “Couch”, fueron mi
esposa y mis hijas. Ya que ellas, han estado conmigo en toda esta aventura, en
la cual navegamos los cuatro. Y así, cada día, poder sacar lo que tengo muy
dentro de mí, y plasmar esos colores naturales con ritmos sinceros y con mucha
vida.
“Por lo pronto, se vislumbra el montaje de una
exposición en una cafetería, en la colonia Nápoles, situada entre Georgia y
Pensilvania. En ella voy a exponer 12 cuadros de amplio formato, y todos ellos
son parecidos porque contienen luz, vida, y movimiento. Cuadros como
“Nebulosas”, “Hades”, y “Planetas”, fueron creados por mí, con ese concepto
constante que experimento al pintar y que tiene que ver con los viajes y las impermanencias.
Por esto mismo, lo que yo he logrado entender o captar del valor del tiempo, ya
lo siento cada vez más mío. Porque sé y siento que mi esfuerzo está dando
medidas aunque sea pequeñas pero que no dejan de crecer. De esto también lo he
aprendido de la naturaleza. Basta una semilla, luz y agua, para encontrar una
demostración de vida. Yo estoy dándome por entero a mi trabajo pictórico, y sé
que las respuestas están llegando de manera automática como esos viajes que se
planean todos los días de la tierra a las estrellas o de las estrellas a la
inmensidad. Yo ya he plantado mi semilla, y los frutos lo constituyen mi propia
confianza y seguridad, de que las puertas del Universo se me abrirán y que
tanto mi obra como yo, recibiremos todas las fuentes luminosas que
necesitamos”.
¿Eres autodidacta completo?
“Sí, Ana María, tengo el gusto, el placer, el
valor intrínseco, de ser un autodidacta completo. Porque sólo dentro de mí,
encontraré las auténticas fuentes del conocimiento pictórico. Yo lo único que
tengo que hacer con todos los grandes maestros del mundo en materia pictórica,
es aprender de ellos a través de mis ojos y de mi admiración imperecedera; pues
sé que muchísimos de ellos, encontraron sus propias fuentes de luz, y sus muy
particulares iluminaciones interiores. Por esta razón, nada me detendrá, ya que
yo poseo mis propias herramientas para transportarme a todas los rincones del
conocimiento pictórico, y estas herramientas son, simplemente, yo mismo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario