viernes, 8 de junio de 2012

Artes


ANA MARTHA FUENTES, EN LA EXPOSICIÓN COLECTIVA “GEA, LA MADRE TIERRA”, JUEGA CON EL SENTIDO DE LA LIBERTAD EXPRESIVA, MEDIANTE UNA PECULIAR PROPUESTA ESCULTÓRICA, DONDE LOS FÓSILES, INFINITAMENTE IMAGINADOS, TRASCIENDEN DENTRO DE TODA LA DINÁMICA ESCÉNICA, A MANERA DE UNA MÍSTICA LECTURA; ENCAMINADA A EXALTAR CON ADMIRACIÓN, RESPETO Y AMOR, TODA ESA MISTERIOSA SENCILLEZ CONOCIDA SIMPLEMENTE COMO “NATURALEZA”

Cómo hijos de la arena, de la playa, del sol, de los caracoles, los peces, las tortugas o de esas eternas aves imparablemente enamoradas del Mar; la piezas escultóricas de la artista mexicana Ana Martha Fuentes ---integrante de la Exposición Colectiva intitulada: “Gea, La Madre Tierra”---, se muestra satisfecha no sólo de sus aportaciones, sino por supuesto también de las de sus compañeros, con los que en conjunto, se logró una lectura artística de muy alta calidad y muy enriquecida en armonía escénica, rubros que casi siempre son muy complicados de compenetrar en materia de curaduría. De esta manera “Gea, la Madre Tierra”, se está presentando con mucho éxito para todo México, en la galería de arte del Seminario de Cultura Mexicana, de Masaryk 526, en Polanco.
De esta manera, las esculturas de Ana Martha Fuentes, viven una compaginación de excelencia, con las obras de Gloria Carrasco, María Cabañas, Angélica Trejo, Carmen de la Parra, Javier del Cueto, Lula Acuña, Silvia Tinoco, Thalia Santuis, Isabel Corral y Javier Villegas; que están logrando atraer a muchísimos visitantes, debido a la nunca antes vista originalidad creativa, biológica y hasta paleontológica, con la que la Muestra, fue presentada desde el pasado sábado 26.
Ana Martha, ataviada con un traje muy fresco y muy cerca de dos de sus esculturas, una figura de mujer embarazada y un montaje espléndido quizá de semillas…tal vez de capullos… aspira una imaginaria brisa marina dentro del ambiente del montaje, y nos abre sus energías creativas, para definir a El Corredor Informativo, cómo fue bordando cada uno de los trabajos exhibidos; mismos, que a manera de esas libertades de amplio espectro fueron trascendiendo también, no sólo a propuestas espontáneas y vivaces, sino a movimientos conceptuales que en materia escultórica los críticos suelen reconocer como sugerencias para performance; colocadas casi siempre, sobre plataformas, muros o celosías. Apreciación, que nuestra entrevistada complementó con una interesante explicación:
ANA MARTHA Y SUS JUEGOS DE VIDA
 Indicó Ana Martha Fuentes, que “Germinando”, fue específicamente concebida por ella, en referencia a La Madre Tierra. “De esta manera y mediante la alteración de una misma forma ---jamás repetida---, intenté representar el concepto de la evolución en la vida, con seres tan primigenios como pueden ser un capullo, una ostra o una semilla, criaturas que de la noche a la mañana vemos transformados en un ser vivo que lo mismo puede ser una flor, un molusco o un quelonio. “Deseo agregar también, que “Germinando”, está creado con un concepto heterogéneo de formas, ya que todas y cada una de las piezas, presentan una variedad muy amplia de peso, medida, equilibrio, balance y pigmentación; con el propósito de darle al conjunto un juego estético de forma, ritmo, movimiento volumen y vibración, tal y como ocurre en cada ecosistema o escenario biológico”, aseveró la joven artista.
La expositora nombra su escultura “La Espera”, como la relación de una mujer embarazada con el origen de la vida. O sea, la vida dando vida. Y esa espera, justamente, expresa un canto no sólo a la vida fetal, al huevo, a la composición embrionaria, al crecimiento tranquilo y paciente de una bolsa envolvente con agua, nutrimento y tibieza, como ocurre con casi todas las criaturas de la Naturaleza; sino incluso con el parto escandaloso de un volcán o quizá, simplemente, con ese misterio transparente, brillante y milagroso, que constituye la repentina aparición de una diminuta y frágil gota de lluvia. “La Espera, para mí, es una escultura demasiado reveladora no sólo desde el punto de vista filosófico y espiritual sino incluso teológico”, observa la autora, quien finalmente agrega:
“En la pieza…y se acoplaron”, pretendo demostrar, igualmente, cómo en la naturaleza, existen seres que mediante el movimiento orgánico, logran no sólo su crecimiento viviente, sino incluso y de manera muy seductora, el amoroso acto corporal que consiste, simplemente, en entrelazarse… para convivir juntos… y para siempre”.

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