lunes, 11 de abril de 2011

Artes Plásticas





Más puntos culturales para México



SAR MANCERA, IMPRESIONÓ CON SU OBRA PICTÓRICA NADA MENOS QUE EN DUBAY, EUROPA, LA ANTÁRTIDA, ESTADOS UNIDOS Y BUENOS AIRES



Ana María Longi



César Mancera, el artista de los ondulados pictóricos, de las energías concatenadas, del colorido salvaje, del suspiro poético, del amor, de la Naturaleza, del viento, del agua y mucho más; acaba de lograr más puntos culturales a favor de México; pues se sostuvo admirablemente, en una de las giras más interesantes y difíciles que pueda enfrentar un artista con su obra; como fue visitar una ciudad tan increíble como Dubay, situada dentro de los Emiratos Árabes Unidos; trasladándose posteriormente a Europa, La Antártida, Estados Unidos y Buenos Aires. Y lo que es mejor todavía, agradar mucho con su trabajo creativo, y colocar al mismo tiempo, muy en alto la representatividad artística de nuestro país, ante el exterior, a través de su persona y obra.


Entrevistado por “El Corredor Informativo”, César Mancera, explicó que efectivamente su trabajo pictórico tuvo que ser confrontado por otras sensibilidades no muy acordes con el costumbrismo mexicano y nuestra manera de observar el objeto estético. No obstante, tuvo éxito, afirma el artista. Las mentes y los corazones se abrieron. “Logré, por ejemplo, que en la Feria de Arte de Dubay, me integraran a un catálogo virtual muy extenso y dedicado a un grupo internacional que fue editado por el Museo de las Américas, de Florida, Estados Unidos. Otro aspecto sobresaliente lo constituyó los formatos del segundo volumen del Libro “Cien Artistas Internacionales Contemporáneos”, acreditado por la Asociación de Artistas Europeos y que fue distribuido por museos y galerías principales de Europa: Las exposiciones en La Antártida, en el Museo Marítimo de Ushuaia y Buenos Aires, en el Centro Cultural Borges, resultaron apasionantes. Cerrándose toda la Aventura, justamente en Ushuaia, con la gigantesca muestra pictórica y escultórica instalada, dentro de un escenario logístico de indescriptible creatividad.


LA OBRA DE CÉSAR, CUESTIONADA


¿Y qué le comentaban a usted sobre su obra? ¿Qué opinaron de ésta públicos tan disímbolos?


“Cosas admirables. Y lo digo, porque es interesantísima la manera como una escena visual y en este caso pictórica, puede ser vista por una persona a diferencia de otra. Una dama de La Antártida, me dijo que si yo acostumbraba sumergir mis figuras dentro de cubos de agua para experimentar cambios de imagen. Y bueno, el concepto me pareció interesante, a pesar de que le confesé que hasta el momento no se me había ocurrido. Otra opinión que me gustó mucho, fue la de un señor de Dubay, que me dijo que si los objetos que yo pintaba se encontraban dentro de abanicos eléctricos. Para qué mediante dicho sistema, se provocara un movimiento distinto o una percepción vibrátil diferente. Y claro, mi respuesta fue similar: “No. No elaboro o concibo así mis figuras, pero quizá podría aplicarlo en un futuro no lejano, qué es lo que ocurre con estos métodos tan ingeniosos, les dije a los visitantes”.


No obstante, El Corredor Cultural, sí desearía saber cómo pinta sus cuadros. ¿A nosotros sí nos lo confiaría, verdad?


“Por supuesto. Porque, simplemente, no existe secreto alguno. Para empezar, y ya lo he manifestado en otras ocasiones, pinto tan sólo lo que amo. Lo que aprisiono con los sentidos. Lo que me conmueve. O para ser más directo, lo que me enamora o subyuga. Y para esto, no necesito ir demasiado lejos: Basta con percatarme de lo que hay a mi alrededor, y descubrir que las jacarandas que se desprenden de los árboles con la sacudida del viento, acaban de tapizar de tonalidades violáceas, muchísimos metros de pavimento gris. Y aparte de retapizarlo con tanta dulzura, todavía esparcen –a manera de despedida- uno de los aromas más deliciosos que yo haya podido aspirar. Después, cuando caminas de madrugada por la acera de tu casa, resulta delicioso, mágico, contemplar la labor profesional de los jardineros, combinada con el canto del agua, el ruido de las tenaces tijeras y muchos otros movimientos, con los que este trabajador logra auténticas y maestras reinvenciones sobre la Naturaleza.


“Las rosas rojas –por ejemplo-, con unas cuantas gotitas de rocío, resultan la revelación más sensual y erótica de la Madre Naturaleza. Me imagino lo que un colibrí debe disfrutar cuando absorbe esos néctares desde el centro mismo de tan tersa y frágil belleza. Es decir, desde el centro más entrañable, vivo y luminoso de su composición molecular. ¿Será esto un secreto pictórico? ¡Honestamente no lo creo! En lo que sí creo, porque lo he sentido así, es que los que pretenden alcanzar el status artístico, deben reír con lo que nadie ríe, amar lo que nadie ama, vivir con lo que nadie vive, aspirar lo que nadie aspira, llorar con lo que nadie llora. Así, y sólo así, podemos aspirar tal vez, a escuchar los infinitos lenguajes de Dios, a través de todos los colores, todas las luminosidades, toda la música, todo el perfume y todos los coros universales que pueden encontrarse en un solo pétalo, en una mujer o en un indefenso gusanito oculto en la verde cama de una dorada hoja”, aseveró el joven artista, quien, efectivamente, con su charla, nos hizo descubrir, y descubrir y descubrir, muchísimos conocimientos tan nuevos como viejos y tan viejos como nuevos.

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