ULISES
PANIAGUA OLIVARES,
GANADOR DEL
CONCURSO INTERNACIONAL
Agencia de Información El Corredor Informativo. Ciudad de México.- Ulises Paniagua Olivares, nos tiene felices a todos
los que hemos amado y continuamos amando la lectura hecha en México. Ya que el
joven y talentoso escritor mexicano, obtuvo para nuestro país, el máximo
galardón, del llamado: Concurso Internacional de Cuento Ciudad de Pupiales,
celebrado en Colombia, hace más de una semana. La obra ganadora se intitula:
"El Año del Cerdo"; misma que fue seleccionada por el Jurado, entre
cerca de dos mil textos permitidos desde 35 países de Asia, América y Europa.
El jurado calificador, fue conformado por la cubana Karla Suárez, el venezolano
Juan Carlos Méndez Guédez y el colombiano Benhur Sánchez Suárez; todos ellos,
reconocidos escritores a nivel mundial. Además del ganador, la citada trilogía
eligió a diez autores finalistas e Argentina, Colombia, Uruguay, Chile, Perú,
Venezuela y Cuba.
Como mejor escritor de Colombia, fue distinguido el
narrador bogotano Jaime Esobar Vásquez y dos nariñenses que obtuvieron los
reconocimientos regionales, los pupialeños Robinson Coral Portilla y José
Daniel del Castillo. El evento que fue organizado por la Fundación Gabriel
García Márquez, con apoyo del Ministerio de Cultura y la Gobernación de Nariño,
cuenta con una larga trayectoria y un prestigio que cada año se consolida a
nivel internacional. #l cuento del ganador que obtuvo una premiación económica de
seis millones de pesos, es un texto que aborda la obsesión de una persona,
producto de un estado de soledad permanente; que podría definirse también como
una metáfora del mundo urbano, donde la esclavitud de un trabajo sin sentido,
conduce al delirio, al quedarse rezagados valores tan importantes como el
afecto y el amor. Tratándose, por todo ello, e un cuento fantástico y ambiguo
que, indudablemente, logra conmover a los lectores.
Cabe mencionar que previo a la ceremonia del veredicto difundido el pasado 5 de noviembre de 2019; la organización del concurso contó con la vinculación directa de la Casa Museo Gabriel García Márquez de Aracataca, Magdalena, cuyo director el escritor Rafael Darío Jiménez, dictó charlas sobre la vida y obra del Premio Nobel de Literatura en los municipios de Pasto, Gualmatán y Pupiales, en Nariño. Ahora bien, los escritores interesados, participantes o no; pueden consultar el veredicto en la página web (http:/www.gabrielgarciamarquezfundacion.com). que es el sitio oficial del convurso. Desde donde la organización ya está procediendo a anunciar la nueva convocatoria para el año 2020. Bravo, tomémoslo todos en cuenta.
Ulises --narrador, poeta, videasta y dramaturgo--, reúne ya una enorme trayectoria literaria. Dentro d la cual está la novela: La ira del sapo (2016); así como de cuatro libros de cuentos: Patibulario, cuentos al final del túnel, (2011), Nadie duerme esta noche (2012), Historias de la ruina (2013), y Bitácora del eterno navegante (Abismos 2015). Ha sido divulgado en interminables antologías, revistas y diarios nacionales e internacionales. Y especialmente publicado en la Academia Uruguaya de Letras; así como en España, Italia, Perú, Cuba, Venezuela, Argentina y Costa Rica.
Cabe mencionar que previo a la ceremonia del veredicto difundido el pasado 5 de noviembre de 2019; la organización del concurso contó con la vinculación directa de la Casa Museo Gabriel García Márquez de Aracataca, Magdalena, cuyo director el escritor Rafael Darío Jiménez, dictó charlas sobre la vida y obra del Premio Nobel de Literatura en los municipios de Pasto, Gualmatán y Pupiales, en Nariño. Ahora bien, los escritores interesados, participantes o no; pueden consultar el veredicto en la página web (http:/www.gabrielgarciamarquezfundacion.com). que es el sitio oficial del convurso. Desde donde la organización ya está procediendo a anunciar la nueva convocatoria para el año 2020. Bravo, tomémoslo todos en cuenta.
Ulises --narrador, poeta, videasta y dramaturgo--, reúne ya una enorme trayectoria literaria. Dentro d la cual está la novela: La ira del sapo (2016); así como de cuatro libros de cuentos: Patibulario, cuentos al final del túnel, (2011), Nadie duerme esta noche (2012), Historias de la ruina (2013), y Bitácora del eterno navegante (Abismos 2015). Ha sido divulgado en interminables antologías, revistas y diarios nacionales e internacionales. Y especialmente publicado en la Academia Uruguaya de Letras; así como en España, Italia, Perú, Cuba, Venezuela, Argentina y Costa Rica.
Mención honorífica en el Concurso Nacional de Cuento
Criaturas de la Noche (2007). Siendo antologado en: Poesía Latinoamericana
Giulia Conzaga (Italia 2008) y en Poetas del siglo XXI (España 2014). En el
2011, con su colaboración literaria con el grupo Kanga. Obtuvo el primer lugar
en el concurso nacional de España: Tú sí que vales. Locutor colaborador en el
programa Jazz Arquitectónico, de Radio Anáhuac. Ha sido tallerista en
Conaculta, UAM y en la Fundación René Avilés Fabila, así como becario de
Conacyt. Su obra ha sido traducida al inglés e italiano.
EL CUENTO
PREMIADO DE ULISES PANIAGUA
Fue en la celebración en China, del año del cerdo.
Aquí, en mi viudad, en mi país, fue un i como cualquier otro. O casi como
cualquier otro.
Llegué a la oficina. Afuera llovía. Después de
encender la luz, de acomodarme las medias y revisar mi email, me percaté, con
sorpresa, de la presencia del muerto. Estaba allí, tieso y pálido, tendido
sobre la alfombra. Me asusté, por supuesto, lancé un alarido medio escénico que
debió retumbar en el piso del corporativo. Era la hora de la merienda, así que
al parecer no hubo quien escuchara.
¿Qué se debe hacer con un muerto? Pensé en llamar a
la policía. Me contuve, reflexiva, porque sé bien que en este país eres
culpable hasta que se demuestre lo contrario, así que no quise pasar por el
calvario del hostigamiento policíaco y la tortura psicológica. El muerto, por
su parte, no desprendía peste alguna ni causaba horror. No mostraba rastros de
violencia, manchas de sangre o exhibía una mueca de espanto. Bien mirado, incluso
era guapo. Con estas ventajas, imaginarán que no me interesaba saber quién lo
mató, si falleció a causa de un accidente, cómo llegó hasta mí. Soy tímida en
extremo, me cuesta trabajo acercarme a los compañeros de trabajo, me considero
aquella perfecta "godínez", silenciosa y huraña que se hunde en sus
labores, que checa entrada a las 9 am y salida a las 6 pm, en punto, de forma
invariable . Por obligación responso lo necesario: "Ifigenia, notifica a
la gerente cómo marcha el asunto del próximo despido", "Ifigenia, no
seas cruel, alcánzame ese lápiz". Por cierto mi jefa, la gerente, también
es hermética, no habla con nadie, es una tipa rara, un poco tensa. Es
buenísima, eso sí para gritar y endilgar insultos y responsabilidades cuando se
siente bajo presión. A veces la odio, a veces la compadezco.
Con tanta soledad a cuestas es de imaginar que no
me molestó la idea de que un cadáver me hiciera compañía. Además, el difunto
era discreto y respetuoso, cualidades de las que muchos vivos carecen en estos
tiempos. Lo escondí en el closet de la oficina. Lo senté en la alfombra, lo
cubrí con cajas y legajos.De manera periódica rocié aromatizante para disimular
cualquier mal olor. Fue un difunto bien portado, apenas si mostró
descomposición mientras estuvo conmigo. Cuando la empresa entera salía a comer,
solía sentarlo en un reposet. Conversábamos sobre el clima, sobre asuntos
laborales o sueños futuros. Una vez, bebiendo una copa de vino, nos pusimos
profundos y hablamos del estrecho umbral entre la vida y la muerte.
Dos veces se dejó maquillar. Se veía hermoso con un
rímel discreto y los labios rojos, parecía un actor de cine. Una ocasión, para
comprobar que yo no era relevante en la oficina, lo disfracé con uno de mis
vestidos floreados, le puse medias y uno de los sombreros anchos y redondos que
tanto me gusta usar. Lo coloqué frente a mi lap top, y salí por un café
capuchino. Mis compañeros no notaron la diferencia, así de intrascendente soy.
Por la tarde, antes de retirarme, volví a guardarlo en el clóset.
Pudo resultar bien, pero un día una empleada de
limpieza casi lo encuentra. Tuve que distraerla con una sarta de banalidades
para que no se acercara al sitio donde lo tenía oculto. Comencé a alarmarme a
pensar en las consecuencias, en las explicaciones que me vería obligada a dar
si lo descubrieran. Además, lo nuestro no pudo ser. Cada día éramos más
cercanos, comenzábamos a enamorarnos. hablé con él. "Las cosas se
complicaron", le dije". Él permaneció estoico, como era costumbre.
"no tengo mascotas, lo sabes, porque no quiero encariñarme con ningún ser, no soportaría las rupturas,
la distancia de lo querido, no estoy hecha para transitar ese dolor",
comenté en un murmullo.
Estuvo de acuerdo. De allí en adelante podríamos ser sólo amigos. Planeamos su futuro en completa complicidad. Así, una noche trabajé hasta tarde. A algunos ls pareció extraño, pero no emitieron comentario alguno. Con audacia y gran precisión cubrí la cámara de seguridad con un trapo, conduje al muerto a la oficina de la gerente, apagué la luz y salí corriendo a casa. No supe el nombre de mi acompañante de los últimos meses. No quise preguntarlo.
Esperé al día siguiente escuchar gritos, algún escándalo, el inicio de la averiguaciones periciales. la oficina permaneció en calma, la rutina transcurrió, boba y confortable, como cada jornada. Esa y cada mañana siguiente. Mi jefa lo encontró, estoy segura, pero guardó silencio, es la explicación más lógica a ste enigma. Cómo podría no anotarlo. Ella miente, la delata su cutis lozano, las carcajadas que s desprenden desde su oficina después de un largo rato de hablar en voz baja, los vestidos provocativos que usa recientemente, la discreta sonrisa con la que aborda los elevadores del corporativo. Apenas puede disimular se ha apropiado de mi muerto.
Estuvo de acuerdo. De allí en adelante podríamos ser sólo amigos. Planeamos su futuro en completa complicidad. Así, una noche trabajé hasta tarde. A algunos ls pareció extraño, pero no emitieron comentario alguno. Con audacia y gran precisión cubrí la cámara de seguridad con un trapo, conduje al muerto a la oficina de la gerente, apagué la luz y salí corriendo a casa. No supe el nombre de mi acompañante de los últimos meses. No quise preguntarlo.
Esperé al día siguiente escuchar gritos, algún escándalo, el inicio de la averiguaciones periciales. la oficina permaneció en calma, la rutina transcurrió, boba y confortable, como cada jornada. Esa y cada mañana siguiente. Mi jefa lo encontró, estoy segura, pero guardó silencio, es la explicación más lógica a ste enigma. Cómo podría no anotarlo. Ella miente, la delata su cutis lozano, las carcajadas que s desprenden desde su oficina después de un largo rato de hablar en voz baja, los vestidos provocativos que usa recientemente, la discreta sonrisa con la que aborda los elevadores del corporativo. Apenas puede disimular se ha apropiado de mi muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario