Doscientos Años de Alfred Russel Wallace
*** A dos siglos del
natalicio de una de las figuras primordiales de la Teoría de la selección
natural, El Colegio Nacional realizó la mesa redonda Doscientos años de Alfred
Russel Wallace: pasado, presente y futuro de la biogeografía
*** La sesión formó parte
del ciclo Los viernes de la evolución, coordinado por los colegiados Antonio
Lazcano Araujo y José Sarukhán, y contó con la participación de los
especialistas Fabiola Juárez Barrera, David Espinosa y Juan José Morrone
****De acuerdo con David
Espinosa, el concepto de transición planteado por Wallace reconoció regiones
con su propia identidad. “Esto sería la base para el estudio de zonas de
transición entre el siglo XX y XXI”
BLAS A. BUENDÍA *
“Alfred Russel Wallace fue uno de los grandes
fundadores de la biogeografía, disciplina que nació, se nutrió y se desarrolló
en medio de la expansión del imperio británico”, aseguró Antonio Lazcano,
miembro de El Colegio Nacional, al coordinar y moderar la mesa redonda
Doscientos años de Alfred Russel Wallace: pasado, presente y futuro de la biogeografía,
realizada el 12 de mayo en el Aula Magna de la dependencia.
El colegiado expuso que Wallace es un personaje que
pocos han leído y comprendido, pero que representa un hito particular en la
historia de la biología. “Llegó de manera independiente al descubrimiento de la
selección natural, pero lo fascinante de su historia es que, a diferencia de
Darwin, que nació en una familia burguesa, Wallace era todo lo opuesto, se
dedicaba al tráfico de plantas y animales para venderlos a zoológicos o coleccionistas
privados, sabía leer la naturaleza y sus viajes le dieron ese
conocimiento”.
De acuerdo con el doctor Lazcano, este explorador
estableció a los ríos, por ejemplo, como barreras biogeográficas
extraordinarias, enfatizó que Darwin se empeñó en ayudarlo tanto como pudo.
“Fue un hombre con vocación socialista y escribió un libro sobre la
imposibilidad de la vida en Marte, en el que lleva hasta sus últimas
consecuencias su lectura de la naturaleza y de los organismos vivos. La
biogeografía tuvo como punto de partida a Wallace y llevó cómo se distribuían
los organismos”.
Alfred Russel Wallace fue un naturalista, geógrafo y
biólogo de origen británico, reconocido por proponer de forma independiente una
teoría de la evolución por medio de la selección natural, misma que motivó a
Charles Darwin a publicar su propia teoría.
La mesa redonda en la que se recordó su vida y obra
formó parte del ciclo Los viernes de la evolución, coordinado por los
colegiados Antonio Lazcano Araujo y José Sarukhán, y contó con la participación
los especialistas Fabiola Juárez Barrera, investigadora y docente de
Biogeografía de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM; David
Espinosa, jefe de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la
misma dependencia; y Juan José Morrone, investigadores del Museo de Zoología
del Departamento de Biología Evolutiva.
Al tomar la palabra, Fabiola Juárez Barrera se refirió
al papel de Alfred Russel Wallace en la biogeografía en el siglo XIX y en la
década de los setenta.
Afirmó que, en el desarrollo del naturalista
británico, se pueden observar tres etapas de su pensamiento: el
descriptivo, con el que observa patrones biogeográficos; el
extensionista, con el que aceptó la existencia de grandes extensiones
terrestres conectadas en el pasado; y el permanentista,
pensamiento que defendía Darwin y planteó la distribución geográfica de los
animales. “Reconocemos a Wallace, porque decimos que sin él no habría Darwin.
Sin su carta, Darwin no hubiera publicado su libro El origen de las
especies”.
Expuso que, desde su inicio como naturalista, Wallace
mostró interés especial por la distribución geográfica de los organismos, a la
que consideró fundamental, y registró las localidades donde hallaba cada uno de
sus ejemplares. “De joven ayudaba a su hermano a ser topógrafo, a delimitar
áreas, aunque vendía especímenes para sobrevivir, sabía que la distribución
geográfica podía ayudar a conocer el origen de las especies”.
De acuerdo con la experta, en su libro Una narración
de viajes por el Amazonas y el Río Negro, se dio cuenta de tres hechos
importantes: el primero, que las circunstancias, las condiciones físicas, no
eran determinantes para la distribución de los animales, había áreas diferentes
con las mimas especies de animales; el segundo, que era un hecho que cada
región tenía sus propios animales; y el tercero, que existían barreras
naturales que limitaban la distribución.
Durante ocho años, Wallace permaneció en el
Archipiélago Malayo, que era prácticamente desconocido y, a partir de su
estancia, realizó cinco artículos donde abordó los principales aspectos
biogeográficos de la región, entre los que se encontraron las leyes que
regulaban la introducción de nuevas especies, la historia natural de la Isla
Aru y algunas anomalías de la geografía botánica y zoológica de la zona. Se dio
cuenta que “cada especie ha existido tanto en espacio, como en tiempo, con
algunas especies cercanamente emparentadas”, a esto se le llamó la Ley Wallace,
enfatizó Juárez Barrera. Aseguró que las ideas biogeográficas de este
observador no se desarrollaron de una manera continua y gradual.
Por su parte, David Espinosa, jefe de la División de
Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza
de la UNAM, planteó que las ideas de Wallace tienen su origen en el naturalista
Georges Louis Leclerc, conocido como el conde de Buffon, quien decía que, entre
los trópicos del nuevo y viejo mundo, no se compartía ninguna especie en común;
y el botánico Agustín de Candolle, quien abordó las diferencias entre la
composición de las flores según su región y describió que existían especies
distintas debido al aislamiento.
En palabras del ponente, una de sus primeras
contribuciones fue la efectividad de las barreras geográficas, que puede estar
dada por la distancia y profundidad del océano. “A partir del hecho de que, en
áreas diferentes, existen especies diferentes y de que siempre es posible
encontrar dos o más taxones (ciencia que trata los principios, métodos y fines
de clasificación) con la misma distribución, notó patrones específicos de cada
una de las regiones que exploró y que se caracterizaban por la existencia de
taxones aborígenes”.
El investigador expuso que, entre los principios
generales de la distribución en los que se inspiró Wallace, se encontraron
aquellos planteados por de Candolle, los cuales manifestaron que las especies
de plantas y animales no se distribuían al azar y que al incrementar la
distancia se aumentaba las diferencias faunísticas; además, que, a escala
local, las especies cambiaban según las condiciones físicas y, a escala global,
en áreas diferentes habitaban especies diferentes.
“Hasta la fecha hay trabajos de biogeógrafos que
indican que permanece la idea las conexiones antiguas. El concepto de
transición de Wallace reconoció regiones con su propia identidad. Esto sería la
base para el estudio de zonas de transición entre el siglo XX y XXI”, finalizó
el experto.
En su participación, Juan José Morrone, quien lleva a
cabo investigaciones sobre Sistemática Filogenética y Biogeografía Evolutiva de
coleópteros y sifonápteros en el Museo de Zoología del Departamento de Biología
Evolutiva, sostuvo que la influencia de Alfred Russel Wallace es actual. “Fue
un explorador, un naturalista por necesidad, porque necesitaba dinero, pero
hizo observaciones fundamentales, y realmente fue un antropólogo social, porque
describió a las personas, sus costumbres y sus alimentos”.
Fue también un astrobiólogo interesado en la
posibilidad de la vida en otros planetas y un evolucionista, “claramente junto
con Darwin, es el padre de la Teoría de la Selección Natural”. Sumado a lo
anterior, Monrrone describió que Wallace también fue un activista social,
defendió los derechos de las mujeres y se interesó por la oposición de la
esclavitud. Además, fue un espiritualista y, sobre todo, un biogeógrafo, es
decir, una persona interesada en los patrones de distribución de los animales,
fundamentalmente.
Detalló que, en el Amazonas y Río Negro, observó
patrones biogeográficos, en una época donde no se prestaba atención al hábitat.
“Hizo una contribución a la regionalización biogeográfica, la idea de que el
planeta se puede parcelar en áreas pequeñas según los animales y las plantas
que tengan. Tomó el esquema de Sclater de 1858, en sus libros sobre la
distribución de los animales y da ejemplos de vertebrados mostrando que esas
regiones si representan unidades naturales. Eso es algo que hoy día se sigue
usando como justificación de la biodiversidad particular”.
En relación a las zonas de transición planteadas por
Wallace, Morrone comentó que el naturalista se refería a la idea de que hay
lugares, como México, donde se mezclan biotas distintas y de diferentes
regiones, lo que significó la transaccionalidad de unas a otras.
“La cuestión del permanentismo y el extensionismo
me parece muy relativa, yo creo que Wallace fue muy sutil y reconoció que
existe una parte permanente, obvia, que caracteriza a las regiones, pero
también una cuestión evolutiva, una cuestión histórica dinámica y con las zonas
de transición reconoció la dispersión entre zonas”.
“Lo que llamamos biogeografía evolutiva, algunos la
llaman histórica, es hija de Wallace, muchos reconocemos a Wallace como el
padre de la biogeografía evolutiva, quizá Humboldt es el padre de la
biogeografía ecológica, pero la cuestión profunda de los millones de años que
tiene la biota del planeta es evolutivo o histórico. La regionalización
biogeográfica del planeta actual coincide con la de Wallace, lo que muestra su
gran capacidad. En definitiva, en la biogeografía actual y en la ciencia actual
necesitamos más Wallace”, puntualizó Juan José Morrone.
La mesa redonda Doscientos años de Alfred Russel
Wallace: pasado, presente y futuro de la biogeografía se encuentra disponible
en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.
Reportero Free Lance *
Premio México de Periodismo Ricardo Flores Magón-2021
filtrodedatospoliticos@gmail.com
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